Page 220 - Narraciones extraordinarias
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ser detenida o retrasada por este procedimiento. Existían               aquel hombre para temer algún escrúpulo de su parte; ade­
          otros puntos importantes a investigar, pero estos eran los              más, no tenía familiares en América, lo que evitaba cual­
          que más me interesaban, sobre todo el último, ya que de                 quier oposición por parte de los parientes. Le hablé con
          ser así, nos encontraríamos ante un gran descubrimiento.                 rranqueza de mis intensiones y su interés se vio notoria­
              Buscando entre mis amigos alguien en quien pudiera                   mente excitado, lo que me sorprendió, ya que aunque se
          llevar a cabo estos experimentos, pensé en el señor Ernes­               había sometido a mis experimentos en situaciones ante­
          to  Valdemar,  conocido  compilador  de  l a   Biblioteca                riores, nunca demostró simpatía ante mis trabajos. Su en­
          Forensica y autor -bajo el seudónimo de Issachar Marx­                   l'crmedad era de las que permite calcular con exactitud la
          de las traducciones polacas  de Schiller y  Rabelais.  Mi                l'ccha del deceso, por lo que acordamos que él me llamaría
          amigo, que residía en Harlem, Nueva York, desde el año                   veinticuatro horas antes del momento fijado por los médi­
           1839, llamaba la atención por una extrema delgadez -se­                 cos para su muerte.
          mejante a  la de John Raudolph- y también por el blanco                      Hace siete meses recibí la siguiente carta:
          excesivo de sus patillas que contrastaban con la negrura
          de sus cabellos, los cuales eran generalmente confundidos                    «Mi querido P ... :
          con una peluca. Su temperamento nervioso hacía de él un                      Puedes venir ahora.  D  ... y F.  .. están de acuerdo en
          sujeto ideal para la experiencia mesmérica. En otras oca­                que no pasaré de las doce de la noche de mañana,  y creo
          siones había conseguido dormido sin problemas; sin em­                   que han calculado el plaza exacto.
          bargo, los resultados esperados, debido a su condición, no                                                             Valdemar
          tuvieron éxito, ya que su voluntad era tan fuerte que no
          conseguía ponerla bajo mi dominio, y tal vez por eso no                      Recibí esta nota media hora después de haber sido es­
          pude realizar con él ningún acto de clarividencia. Siempre               crita, y quince minutos más tarde me encontraba en el le­
          atribuí estos fracasos al desorden de su salud, ya que unos              cho del moribundo. No lo había visto hace días y me asom­
          meses antes los médicos le habían diagnosticado tisis. Y/él               bró la hoffible transformación que en tan breve lapso se
          acostumbraba hablar  de su próxima  muerte  con la más                    había producido en él. Su rostro tenía un color plomizo,
          absoluta normalidad y tranquilidad.                                       sus ojos carecían de brillo, y su delgadez era tan extrema
              No es de extrañar entonces que, cuando se me ocu­                     que sus pómulos le agrietaban la piel.  Su expectoración
          ffieron los experimentos que ya he detallado, pensara en                  era excesiva y su pulso, apenas perceptible. Sin embargo,
          el señor Valdemar. Conocía muy bien la firme filosofía de                 conservaba maravillosamente sus capacidades mentales y

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