Page 215 - Narraciones extraordinarias
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un candelabro ubicado en la cabecera de mi cama, y abrir   t·n una sombra vaga pero profunda que formaba el fondo
 completamente las negras cortinas de terciopelo que ro­  d,  la imagen. El marco era ovalado, tallado y dorado al
 deaban el lecho.   cst i lo morisco. Como obra de arte, era una pintura admira­
 Leí largo tiempo y contemplé intensamente las pintu­  ble. Sin embargo, no fue esto lo que de súbito me había
 ras, hasta que Ilegó la media noche. La posición del can­  emocionado, ni tampoco la inmortal beileza de la joven
 delabro me molestaba y quise acomodarlo; como mi sir­  1ctratada. Menos podía creer que mi estado delirante, cau­
 viente se encontraba dormido y no quería interrumpirle,   sado por la falta de sueño, hubiese confundido aquella ca­
 alargué la mano y lo ubiqué de tal manera que su luz caye­  h ·za con la de una persona viva. El inconfundible estilo de
 ra en forma directa sobre el libro. Sin embargo, este cam­  vi1icta, las características del dibujo y el peculiar marco,
 bio produjo un efecto totalmente inesperado. La luz de sus   1 mpidieron que esta idea permaneciera más de un solo ins­
 numerosas velas iluminaron uno de los rincones de la ha­  t :intc. Absorto en estas meditaciones, permanecí más de
 bitación que hasta el momento había pasado inadvertido,   111rn hora con los ojos fijos en el retrato; pero al fin logré
 pues una de las columnas del catre lo cubría. Allí se en­  dilucidar el secreto de la emoción que me causaba. Había
 contraba la pintura de una joven pronta a ser  mujer. Lue­  d ·scubierto que el encanto de la pintura residía en su ex­
 go de una rápida ojeada, cerré los ojos. ¿Por qué? Mien­  presión vital, en una rara espiritualidad oculta en la ima-
 tras mis ojos permanecían cegados, comprendí el motivo   1', ·n. Con profundo respeto y terror, coloqué el candelabro
 que me impulsó a cerrarlos. Era un acto para ganar tiem­  t·n su lugar, alejando de mi vista la causa de mi agitación.
 po, para asegurar que mi vista no me había engañado y   1 intonces abrí el libro que contenía la explicación de todos
 para calmar mi imaginación antes de una futura contem­  los cuadros y leí la siguiente vaga y extraña historia:
 plación. Después de algunos minutos, volví a mirar fija­  Era una joven de singular belleza, de carácter inquie-
 mente el lienzo.   1 o, graciosa y alegre; que en mala hora amó al pintor y se
 Entonces ya no pude atribuir a fiebre o alucinación   rasó con él. Él, apasionado, estudioso y austero, adoraba
 alguna el extraño efecto que el retrato me había causado.   su arte sobre todas las cosas de la Tierra; ella, joven, bella
 La luz lo ilumina a perfectam nte. El cuadro representa-}   y cncantadora, ponía un poco de amor en todas las cosas,
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 ba, como ya he d1cho,  a una Joven; un retrato de medio   111cnos en el arte, su rival; odiaba tan solo la paleta y los
 cuerpo, pintado en la técnica de viñeta, muy al estilo de las   pinceles que le hurtaban el cariño de su amado. Así, le
 mejores composiciones de Sully. Los brazos, el seno y las   produjo gran tristeza cuando su esposo habló de sus de­
 puntas de sus brillantes cabellos se fundían gradualment   s ·os de retratarla. Humilde y obediente, posó pacientemente


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