Page 185 - Narraciones extraordinarias
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aparente, me hundía en un estado de letargo, como un des en vigilia, temeroso de que al dormirme pudiera despertar
mayo, y no me podía mover; sin embargo, aunque perdie metido en una tumba. Y cuando finalmente me sumía en el
ra incluso la facultad de pensar, mantenía una noción vaga sueño, me encontraba preso en un mundo de fantasmas
de cuanto sucedía a mi alrededor, la cual duraba hasta que Lcnebrosos y sepulcrales.
un nuevo síncope me traía de vuelta a la normalidad. Otras En una de estas visiones lúgubres, soñé que caía en un
veces el ataque era rápido, fulminante. Me sentía marea estado aún más profundo de catalepsia y, de pronto, una
do, enfermo y, abatido por los escalofríos, quedaba postra mano helada se posó en mi frente junto a una voz impa
do. Cuando esto sucedía, quedaba desposeído de voz y ciente que susurraba: "¡Levántate!". Me levanté en la os
movimiento durante semanas; mi universo se convertía en curidad total y no podía ver el rostro de aquel que me lla
la nada misma. Mi despertar de este estado era lento, total maba. Mientras permanecía desorientado, sin atinar a en
mente contrario a lo súbito de su comienzo. Al igual que contrar en mis recuerdos ni el lugar ni el tiempo en que me
los amaneceres para un mendigo que vaga lento por las encontraba, la mano me tomó firme por la muñeca y la voz
calles, sin casa ni amigos, amanecía yo de estos letargos. volvió a decir:
Pero, aparte de la presencia de los ataques, mi salud -¡Levántate! ¿No te dije que te levantaras?
era buena. Y no me hubiera dado cuenta de ellos de no ser -¿Quién eres? -pregunté.
por una peculiaridad en mis sueños que podría derivar de -No tengo nombre en las regiones donde vivo -res-
estos. Al despertarme, no recobraba nunca de inmediato la pondió-. Fui un hombre y ahora soy un fantasma. Fui des
posesión de mis facultades y permanecía durante un tiem piadado pero ahora inspiro lástima. Sientes como rechi
po extraviado, con mis facultades mentales en suspención. nan mis dientes al hablar; no es producto del frío, es la
En mis padecimientos no había dolor físico sino que noche eterna. No puedo descansar con los gritos de estas
más bien una angustia moral. Mi imaginación se volvió agonías, el espectáculo es insoportable, ¿cómo puedes tú
macabra: sólo hablaba de gusanos, tumbas, muerte, epita dormir tranquilo? ¡Levántate! ¡ Ven conmigo a la noche
fios; y no podía apartar de mi mente la idea de ser enterra exterior, déjame que te muestre las tumbas! ¡Mira!
do vivo. El pensamiento de este horroroso suplicio me ator Miré, y el fantasma hizo abrir todas las tumbas de la
mentaba día y noche. Y cuando las tinieblas de la noche humanidad; de ellas emanaban luces fosfóricas de la pu
cubrían la tierra, temblaba, temblaba como los adornos de Lrefacción que reflejaban el triste espectáculo de los cuer�
una carroza fúnebre agitados por el viento. Cuando al fi pos amortajados durmiendo con los gusanos. Y entre aque
nal del día me venía el cansancio, luchaba por permanecer l los que parecían descansar tranquilos, vi a muchos que
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