Page 127 - Narraciones extraordinarias
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a los de un demonio soñador. EL ESCARABAJO DE ORO
Y la luz de la lámpara que lo ilumina
proyecta su sombra flotando en el suelo.
Ya no podrá liberarse. ¡Jamás!
¡Hola, hola! ¡Este muchacho es un bailarín loco!
Le ha picado la tarántula.
Todo al revés
Hace muchos años trabé una íntima amistad con Mr.
William Legrand. Era de una antigua familia de hugonotes,
y en otro tiempo había sido rico; pero una serie de
f
inortunios lo dejaron en la miseria. Para evitar la vergüenza
de su precaria situación, abandonó Nueva Orleans, la ciu
dad de sus antepasados, e instaló su residencia en la isla de
Sullivan, cerca de Charleston, en Carolina del Sur.
Esta isla es muy singular. Se compone únicamente de
arena de mar, y tiene alrededor de tres millas de largo. Su
ancho no excede de un cuarto de milla. Está separada del
continente por una ensenada apenas perceptible, que fluye
a través de un cañaveral habitado por patos silvestres. La
vegetación, como puede suponerse, es pobre, o, a lo me
nos, diminuta. No se ven árboles de ninguna magnitud.
Cerca de la punta occidental, donde se alza el fuerte
Moultrie y algunas miserables casuchas habitadas durante
el verano por la gente que huye del polvo y de la fiebre de
Charleston, puede encontrarse, es cierto, una pequeña
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