Page 122 - Narraciones extraordinarias

sobre el dintel de mi puerta.
Allí se quedó, inmóvil, y nada más.
Luego, este pájaro de ébano
mudó mis dolorosas fantasías por una sonrisa
con el grave y serio decoro
con que se revestía su aspecto.
"Pese a tu mocha y mutilada cresta -le dije-,
espero que no seas un cobarde,
viejo y horrible cuervo amenazador,
fugado de la ribera nocturna.
¡Dime cuál es tu nombre en la rivera de la Noche
Plutónica!*"
Y el cuervo dijo: "Jamás".
Mucho me asombró que un pájaro de tan mala facha
pudiera hablar con tal claridad;
y aunque su respuesta significaba muy poco,
era poco opmtuna. Es que no podemos
menos que recordar que ningún ser humano
ha sido derrotado por la visión de un pájaro
posado sobre el dintel de su puerta
con semejante nombre: "Jamás".
Pero el cuervo, posado solitario sobre el busto sereno
pronunció las palabras como derramando
* Noche Plutónica: De Plutón, dios mitológico romano, rey de los
infiernos y dios de los muertos.
120
toda su alma en aquellas palabras.
Y nada más dijo,
ni movió una sola pluma.
Entonces yo me dije en un murmullo:
"Otros amigos se han ido antes,
mañana él también me abandonará
como lo han hecho mis esperanzas".
Y entonces el pájaro dijo: "Jamás".
Asustado por el silencio roto
por tan diestras palabras,
"seguro, pensé, seguro que lo que dice
es todo lo que sabe, su único repertorio, aprendido
de algún amo desdichado, a quien una terrible desgracia
persiguió y acosó sin darle tregua
hasta que su estribillo tuvo sólo un sentido,
hasta que los versos de sus esperanzas
expresaron sólo aquel penoso contenido
de "Jamás, Jamás".
Pero el cuervo logró arrancarme
una sonrisa, pese a mis tristes fantasías.
Coloqué una cómoda silla
frente al pájaro, al busto y a la puerta.
Y luego, acomodándome en el terciopelo,
comencé a relacionar una fantasía con otra,
diciéndome que lo que este desagradable y antiguo pájaro,
121