Page 61 - Hamlet
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OFELIA.- ¡El Cielo, con su poder, le alivie!
HAMLET.- He oído hablar mucho de vuestros afeites y embelecos. La naturaleza os dio
una cara y vosotras os hacéis otra distinta. Con esos brinquillos, ese pasito corto, ese hablar
aniñado, pasáis por inocentes y convertís en gracia vuestros defectos mismos. Pero, no
hablemos más de esta materia, que me ha hecho perder la razón... Digo sólo que de hoy en
adelante no habrá más casamientos; los que ya están casados (exceptuando uno)
permanecerán así; los otros se quedarán solteros... Vete al convento, vete.
Escena V
OFELIA sola
OFELIA.- ¡Oh! ¡Qué trastorno ha padecido esa alma generosa! La penetración del
cortesano, la lengua del sabio, la espada del guerrero, la esperanza y delicias del estado, el
espejo de la cultura, el modelo de la gentileza, que estudian los más advertidos: todo, todo
se ha aniquilado. Y yo, la más desconsolada e infeliz de las mujeres, que gusté algún día la
miel de sus promesas suaves, veo ahora aquel noble y sublime entendimiento desacordado,
como la campana sonora que se hiende. Aquella incomparable presencia, aquel semblante
de florida juventud alterado con el frenesí. ¡Oh! ¡Cuánta, cuánta es mi desdicha, de haber
visto lo que vi, para ver ahora lo que veo!
Escena VI
CLAUDIO, POLONIO, OFELIA