Page 303 - Hamlet
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HAMLET.- Perfectamente. Tú vendes peces.

                       POLONIO.- ¿Yo? No señor.

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                       POLONIO.- ¿Honrado decís?

                       HAMLET.- Sí, señor, que lo digo. El ser honrado según va el mundo, es lo mismo que
                  ser escogido uno entre diez mil.

                       POLONIO.- Todo eso es verdad.

                       HAMLET.- Si el sol engendra gusanos en un perro muerto y aunque es un Dios,
                  alumbra benigno con sus rayos a un cadáver corrupto... ¿No tienes una hija?

                       POLONIO.- Sí, señor, una tengo.

                       HAMLET.- Pues no la dejes pasear al sol. La concepción es una bendición del cielo;
                  pero no del modo en que tu hija podrá concebir. Cuida mucho de esto, amigo.

                       POLONIO.- ¿Pero qué queréis decir con eso? Siempre está pensando en mi hija. No
                  obstante, al principio no me conoció... Dice que vendo peces... ¡Está rematado, rematado!...
                  Y en verdad que yo también, siendo mozo, me vi muy trastornado por el amor... Casi tanto
                  como él. Quiero hablarle otra vez. ¿Qué estáis leyendo?

                       HAMLET.- Palabras, palabras, todo palabras.

                       POLONIO.- ¿Y de qué se trata?

                       HAMLET.- ¿Entre quién?

                       POLONIO.- Digo, que ¿de qué trata el libro que leéis?

                       HAMLET.- De calumnias. Aquí dice el malvado satírico, que los viejos tienen la barba
                  blanca, las caras con arrugas, que vierten de sus ojos ámbar abundante y goma de ciruela;
                  que padecen gran debilidad de piernas, y mucha falta de entendimiento. Todo lo cual, señor
                  mío, aunque yo plena y eficazmente lo creo; con todo eso, no me parece bien hallarlo
                  afirmado en tales términos, porque al fin, vos seríais sin duda tan joven como yo, si os fuera
                  posible andar hacia atrás como el cangrejo.

                       POLONIO.- Aunque todo es locura, no deja de observar método en lo que dice.
                  ¿Queréis venir, señor, adonde no os dé el aire?

                       HAMLET.- ¿Adónde? ¿A la sepultura?
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