Page 249 - Hamlet
P. 249

HAMLET.- Ya ves que ellos han solicitado este encargo, mi conciencia no me acusa
                  acerca de su castigo... Ellos mismos se han procurado su ruina... Es muy peligroso al
                  inferior meterse entre las puntas de las espadas, cuando dos enemigos poderosos lidian.

                       HORACIO.- ¡Oh! ¡Qué Rey éste!

                       HAMLET.- ¿Juzgas tú, que no estoy en obligación de proseguir lo que falta? Él, que
                  asesinó a mi padre y mi Rey, que ha deshonrado a mi madre, que se ha introducido
                  furtivamente entre el solio, y mis derechos justos, que ha conspirado contra mi vida,
                  valiéndose de medios tan aleves... ¿No será justicia rectísima castigarle con esta mano? No
                  será culpa en mí tolerar que ese monstruo exista, para cometer como hasta aquí, maldades
                  atroces?

                       HORACIO.- Presto le avisarán de Inglaterra cual ha sido el éxito de su solicitud.

                       HAMLET.- Sí, presto lo sabrá; pero entretanto el tiempo es mío y para quitar a un
                  hombre la vida, un instante basta... Sólo me disgusta, amigo Horacio, el lance ocurrido con
                  Laertes, en que olvidado de mí propio, no vi en mi sentimiento la imagen y semejanza del
                  suyo. Procuraré su amistad, sí... Pero, ciertamente, aquel tono amenazador que daba a sus
                  quejas irritó en exceso mi cólera.

                       HORACIO.- Callad... ¿Quién viene aquí?






                  Escena V




                  HAMLET, HORACIO, ENRIQUE




                       ENRIQUE.- En hora feliz haya regresado vuestra Alteza a Dinamarca.

                       HAMLET.- Muchas gracias, caballero... ¿Conoces a este moscón?

                       HORACIO.- No señor.

                       HAMLET.- Nada se te dé, que el conocerle es por cierto poco agradable. Este es señor
                  de muchas tierras y muy fértiles, y por más que él sea un bestia que manda en otros tan
   244   245   246   247   248   249   250   251   252   253   254