Page 245 - Hamlet
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por qué con este barro en que él está ya convertido, no habrán podido tapar un barril de
                  cerveza? El emperador César, muerto y hecho tierra, puede tapar un agujero para estorbar
                  que pase el aire... ¡Oh!... Y aquella tierra, que tuvo atemorizado el orbe, servirá tal vez de
                  reparar las hendiduras de un tabique, contra las intemperies del invierno... Pero, callemos...
                  hagámonos a un lado, que... sí... Aquí viene el Rey, la Reina, los Grandes... ¿A quién
                  acompañan? ¡Qué ceremonial tan incompleto es éste! Todo ello me anuncia que el difunto
                  que conducen, dio fin a su vida con desesperada mano... Sin duda era persona de calidad...
                  Ocultémonos un poco, y observa.






                  Escena III




                  CLAUDIO, GERTRUDIS, HAMLET, LAERTES, HORACIO, UN CURA, DOS
                  SEPULTUREROS. Acompañamiento de Damas, Caballeros y Criados.




                       LAERTES.- ¿Qué otra ceremonia falta?

                       HAMLET.- Mira, aquel es Laertes, joven muy ilustre.

                       LAERTES.- ¿Qué ceremonia falta?

                       EL CURA.- Ya se han celebrado sus exequias con toda la decencia posible. Su muerte
                  da lugar a muchas dudas, y a no haberse interpuesto la suprema autoridad que modifica las
                  leyes, hubiera sido colocada en lugar profano, allí estuviera hasta que sonase la trompeta
                  final, y en vez de oraciones piadosas, hubieran caído sobre su cadáver guijarros, piedras y
                  cascote. No obstante esto, se la han concedido las vestiduras y adornos virginales, el clamor
                  de las campanas y la sepultura.

                       LAERTES.- ¿Con que no se debe hacer más?

                       EL CURA.- No más. Profanaríamos los honores sagrados de los difuntos cantando un
                  réquiem para implorar el descanso de su alma, como se hace por aquellos que parten de esta
                  vida con más cristiana disposición.

                       LAERTES.- Dadla tierra, pues. Sus hermosos e intactos miembros acaso producirán
                  violetas suaves. Y a ti, clérigo zafio, te anuncio que mi hermana será un ángel del Señor,
                  mientras tú estarás bramando en los abismos.
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