Page 23 - Hamlet
P. 23
HORACIO.- Sí señor, yo le hablé; pero no me dio respuesta alguna. No obstante, una
vez me parece que alzó la cabeza haciendo con ella un movimiento, como si fuese a
hablarme; pero al mismo tiempo se oyó la aguda voz del gallo matutino y al sonido huyó
con presta fuga, desapareciendo de nuestra vista.
HAMLET.- ¡Es cosa bien admirable!
HORACIO.- Y tan cierta como mi propia existencia. Nosotros hemos creído que era
obligación nuestra avisaros de ello, mi venerado Príncipe.
HAMLET.- Sí, amigos, sí... pero esto me llena de turbación. ¿Estáis de centinela esta
noche?
TODOS.- Sí, señor.
HAMLET.- ¿Decís que iba armado?
TODOS.- Sí, señor, armado.
HAMLET.- ¿De la frente al pie?
TODOS.- Sí, señor, de pies a cabeza.
HAMLET.- Luego no le visteis el rostro.
HORACIO.- Le vimos, porque traía la visera alzada.
HAMLET.- ¿Y qué? ¿Parecía que estaba irritado?
HORACIO.- Más anunciaba su semblante el dolor que la ira.
HAMLET.- ¿Pálido o encendido?
HORACIO.- No, muy pálido.
HAMLET.- ¿Y fijaba la vista en vosotros?
HORACIO.- Constantemente.
HAMLET.- Yo hubiera querido hallarme allí.
HORACIO.- Mucho pavor os hubiera causado.
HAMLET.- Sí, es verdad, sí... ¿Y permaneció mucho tiempo?
HORACIO.- El que puede emplearse en contar desde uno hasta ciento, con moderada
diligencia.