Page 21 - Hamlet
P. 21
de romper los zapatos con que, semejante a Niobe, bañada en lágrimas, acompañó el cuerpo
de mi triste padre... Sí, ella, ella misma. ¡Cielos! Una fiera, incapaz de razón y discurso,
hubiera mostrado aflicción más durable. Se ha casado, en fin, con mi tío, hermano de mi
padre; pero no más parecido a él que yo lo soy a Hércules. En un mes... enrojecidos aún los
ojos con el pérfido llanto, se casó. ¡Ah! ¡Delincuente precipitación! ¡Ir a ocupar con tal
diligencia un lecho incestuoso! Ni esto es bueno, ni puede producir bien. Pero, hazte
pedazos corazón mío, que mi lengua debe reprimirse.
Escena VI
HAMLET, HORACIO, BERNARDO y MARCELO
HORACIO.- Buenos días, señor.
HAMLET.- Me alegro de verte bueno... ¿Es Horacio? O me he olvidado de mí propio.
HORACIO.- El mismo soy, y siempre vuestro humilde criado.
HAMLET.- Mi buen amigo, yo quiero trocar contigo ese título que te das. ¿A qué has
venido de Witemberga? ¡Ah! ¡Marcelo!
MARCELO.- Señor.
HAMLET.- Mucho me alegro de verte con salud también. Pero, la verdad, ¿a qué has
venido de Witemberga?
HORACIO.- Señor..., deseos de holgarme.
HAMLET.- No quisiera oír de boca de tu enemigo otro tanto, ni podrás forzar mis oídos
a que admitan una disculpa que te ofende. Yo sé que no eres desaplicado. Pero, dime, ¿qué
asuntos tienes en Elsingor? Aquí te enseñaremos a ser gran bebedor antes que te vuelvas.
HORACIO.- He venido a ver los funerales de vuestro padre.
HAMLET.- No se burle de mí, por Dios, señor condiscípulo. Yo creo que habrás venido
a las bodas de mi madre.