Page 18 - Hamlet
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tiempo fue mi hermana y hoy reina conmigo, compañera en el trono de esta belicosa
nación; si bien estas alegrías son imperfectas, pues en ellas se han unido a la felicidad las
lágrimas, las fiestas a pompa fúnebre, los cánticos de muerte a los epitalamios de Himeneo,
pesados en igual balanza el placer y la aflicción. Ni hemos dejado de seguir los dictámenes
de vuestra prudencia, que en esta ocasión ha procedido con absoluta libertad de lo cual os
quedo muy agradecido. Ahora falta deciros, que el joven Fortimbrás, estimándome en poco,
o presumiendo que la reciente muerte de mi querido hermano habrá producido en el Reino
trastorno y desunión; fiado en esta soñada superioridad, no ha cesado de importunarme con
mensajes, pidiéndome le restituya aquellas tierras que perdió su padre y adquirió mi
valeroso hermano, con todas las formalidades de la ley. Basta ya lo que de él he dicho. Por
lo que a mí toca y en cuanto al objeto que hoy nos reúne; veisle aquí. Escribo al Rey de
Noruega, tío del joven Fortimbrás, que doliente y postrado en el lecho apenas tiene noticia
de los proyectos de su sobrino, a fin de que le impida llevarlos adelante, pues tengo ya
exactos informes de la gente que levanta contra mí, su calidad, su número y fuerzas.
Prudente Cornelio, y tú Voltiman, vosotros saludareis en mi nombre al anciano Rey;
aunque no os doy facultad personal para celebrar con él tratado alguno, que exceda los
límites expresados en estos artículos. Id con Dios, y espero que manifestaréis en vuestra
diligencia el celo de servirme.
VOLTIMAN.- En esta y cualquiera otra comisión os daremos pruebas de nuestro
respeto.
CLAUDIO.- No lo dudaré. El Cielo os guarde.
Escena IV
CLAUDIO, GERTRUDIS, HAMLET, POLONIO, LAERTES, Damas, Caballeros y
acompañamiento.
CLAUDIO.- Y tú, Laertes, ¿qué solicitas? Me has hablado de una pretensión, ¿no me
dirás cuál sea? En cualquiera cosa justa que pidas al Rey de Dinamarca, no será vano el
ruego. ¿Ni qué podrás pedirme que no sea más ofrecimiento mío, que demanda tuya? No es
más adicto a la cabeza el corazón ni más pronta la mano en servir a la boca, que lo es el
trono de Dinamarca para con tu padre. En fin, ¿qué pretendes?