Page 217 - Hamlet
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hacer lo que más convenía; bien así como el que padece una enfermedad vergonzosa, que
                  por no declararla, consiente primero que le devore la substancia vital. ¿Y a dónde ha ido?

                       GERTRUDIS.- A retirar de allí el difunto cuerpo, y en medio de su locura, llora el error
                  que ha cometido. Así el oro manifiesta su pureza; aunque mezclado, tal vez, con metales
                  viles.

                       CLAUDIO.- Vamos, Gertrudis, y apenas toque el sol la cima de los montes haré que se
                  embarque y se vaya, entretanto será necesario emplear toda nuestra autoridad y nuestra
                  prudencia, para ocultar o disculpar, un hecho tan indigno.








                  Escena II




                  CLAUDIO, GERTRUDIS, RICARDO, GUILLERMO




                       CLAUDIO.- ¡Oh! ¡Guillermo, amigos! Id entrambos con alguna gente que os ayude.
                  Hamlet, ciego de frenesí, ha muerto a Polonio y le ha sacado arrastrando del cuarto de su
                  madre. Id a buscarle, habladle con dulzura y haced llevar el cadáver a la capilla. No os
                  detengáis. Vamos, que pienso llamar a nuestros más prudentes amigos, para darles cuenta
                  de esta imprevista desgracia y de lo que resuelvo hacer. Acaso por este medio la calumnia
                  (cuyo rumor ocupa la extensión del orbe y dirige sus emponzoñados tiros con la certeza que
                  el cañón a su blanco) errando esta vez el golpe, dejará nuestro nombre ileso y herirá sólo al
                  viento insensible. ¡Oh! Vamos de aquí... mi alma está llena de agitación y de terror.






                  Escena III
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