Page 82 - Romeo y Julieta
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\A/JLLIAM SHAKESPEARE                                                          ROMEO Y JUL!ETA



                Pedro: Yo no he oído a nadie insultaros a sus anchas. Si         Romeo: Ahora vete y espera detrás de los muros del con­
                lo hubiera oído, habría desenvainado en el acto. Nadie me        vento.  Antes de una hora, mi criado te llevará una escala
                gana en hacerlo cuando puede haber una buena pelea y             de cuerdas por la que yo, aprovechando la oscuridad de la
                tengo la ley de mi parte.                                        noche, subiré hasta la cima de la felicidad. Adiós. Séme fiel
                N o driza:  ¡Válgame  Dios,  qué humillación! Todavía            y te recompensaré. Dale mis recuerdos a tu ama.
                tiemblo entera. ¡Villano!  Permitidme una palabra,  ca­          Nodriza: ¡Que el cielo os bendiga! Señor ...
                ballero.  Como os iba diciendo,  mi señorita me envió            Romeo: ¿Sí, nodriza?
                con un recado para vos. No voy a repetiros todo lo que
                me dijo que os dijera.  Pues primero quiero advertiros           Nodriza: Vuestro criado, ¿es capaz de guardar un secreto?
                que si la habéis engañado, habríais cometido la peor de          ¿No habéis oído que secreto compartido es secreto perdido?
               las acciones. Mi señorita es aún muy joven, y si vuestras         Romeo: Mi criado es fiel como el buen acero.
               promesas han sido falsas, vuestro proceder sería indigno          Nodriza: Os creo, señor. No hay señorita más hermosa que la
               para con una doncella.                                            mía. ¡Oh, Dios, si la hubiérais conocido cuando pequeña ... !
               Romeo: Nodriza, háblale bien de mí a tu señora. Yo te juro        ¡Ah! Por cierto que hay en la ciudad un caballero,  un tal
               por mi honor ...                                                  Paris, que de buena gana la cortejaría. Pero ella, bendita sea,
               Nodriza: ¡Qué bien! Así se lo diré. ¡Cuánto se va a alegrar!      antes escogería ver a un verdadero sapo que a él. A veces me
               Romeo: ¿ Y qué le vas a decir, si todavía no me has oído nada?    divierto haciéndola enojarse cuando le aseguro que Paris es
                                                                                 el caballero que le conviene. ¡Si la viérais entonces! Se pone
               Nodriza: Le diré que me has jurado por tu honor; lo que           tan pálida como la cera.  Decidme:  ¿Romeo y Romero no
               a fe mía, es obrar como un caballero.                             empiezan con la misma letra?

               Romeo: Dile que invente algún pretexto para ir esta tarde         Romeo: Sí, nodriza. Ambos empiezan con R.
               a confesarse. Fray Lorenzo,  en su celda,  nos  confesará y       Nodriza: ¡Ay, qué risa! Romero es el nombre de su perro ...
               casará. Toma esto, y gracias.                                     ¡Si viérais qué hermosos juegos de palabras hace con vuestro

              Nodriza: Oh, no, señor. No le aceptaré ni un penique.              nombre y el de Romero! Os daría gusto oírlos.
              Romeo: Acéptalo; es tuyo.                                          Romeo: ¡Recuerdos a tu señora!
              Nodriza: ¿Conque esta tarde? Pues allí estará.                     Nodriza: Se los daré mil veces. (Sale Romeo). ¡Pedro!




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