Page 87 - Romeo y Julieta
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WILLIAM SH/\KESPEARE            RotvJEO Y JULIETA
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 me mortifica la espalda!  ¡Qué poco te importo!  ¡Hacerme   ESCENA VI
 correr así de un lado a otro!   Celda de Fray Lorenzo
 Julieta: Nodriza mía, cuánto siento tus males. Pero contés­
 tame: ¿qué respondió mi amado?   (Entran Fray Lorenzo y Romeo).

 Nodriza: Habló como un noble caballero, con discreción,   Fray Lorenzo: El cielo mire con buenos ojos esta sagrada
 amabilidad y gentileza  ... ¿Dónde está tu madre?   ceremonia, para que no nos castigue por ella en el futuro.

 Julieta: ¿Mi madre? Adentro, supongo. Vaya que pregunta.   Romeo: ¡Así sea, así sea! Aunque sean muchos los dolores
 Y vaya  manera de contestarme:  "Habló  como un noble   que nos esperan, no bastará para destruir la dicha de este
 caballero". ¿Dónde está tu madre?.   momento. Une nuestras manos con las santas palabras, y

 Nodriza:  ¡Virgen Santa! Y ahora te enojas  conmigo. Es   ya la muerte devoradora podrá cumplir su cometido. Pero
 mejor que me dejes sola  ...  ¡Buen remedioo para el dolor   yo habré podido llamar "mía" a mi amada.
 de mis huesos! ¡Para otra vez, lleva tú misma tus recados!   Fray Lorenzo: Los placeres violentos acaban violentamente:
 Julieta: ¡Qué lío armas! En suma: ¿qué te dijo Romeo?   como el fuego y la pólvora, que se consumen en su propio
 Nodriza: ¿Te dejarán ir hoy a confesarte?   apetito. La dulzura excesiva de la miel termina por hastiar­
 Julieta: Sí.   nos,  y dejamos de gustada. Ama,  pues,  con moderación,
 Nodriza: Vete, entonces, a la celda de  Fray Lorenzo. Allí te  espera   para que tu amor dure. Lo mismo demora el que va muy
 tu amado para desposarse contigo. Pues si ahora te ruborizas,   rápido que el que va muy lento. (Entra julieta). ¡Aquí está
      la dama! Quien está enamorado puede suspenderse de una
 te pondrás roja cuando te agregue que deberás irte al convento   telaraña sin romperla. ¡Tan alada es la ilusión!
 mientras yo, por otro lado, iré a buscar una escala para que esta
 noche tu amado trepe por ella hasta su nido de amor.  Hala,   Julieta: Buenas tardes,  padre confesor.
 yo trabajo por tu dicha, pero tú tendrás que soportar su peso.   Fray Lorenzo:  Romeo te dará las gracias en nombre de
 Y ahora vete a esa celda, que yo me voy a comer.   ambos.
 Julieta: ¡Y yo a mi felicidad! Adiós, nodriza mía.   Julieta: Por eso le incluyo también en mi saludo.
 (Salen).   Romeo: ¡Oh, Julieta! Si tu dicha es como la mía y eres capaz
      de expresarla mejor,  alegra con tus palabras el aire y deja



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