Page 73 - Romeo y Julieta
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WILL!AM SHAKESPEARF.
                                   ROMEO Y JUUETA

 Pero temo que mis caricias te matarán.
       y todos son distintos. ¡Cuán maravillas secretos encierran
       las yerbas, las plantas y las piedras! En la madre tierra no
 ¡Adiós, adiós! Es tan dulce el dolor de despedirse
 que estaría haciéndolo hasta el alba.  hay ningún ser dañino  que no pueda hacer el bien,  ni
 Romeo:   ninguno bueno que, mal usado, no vuelva a ser lo  �� e
       es y haga daño.  La virtud misma se transforma en v1c10
 ¡Que el sueño se pose en tus ojos y la paz en tu alma!
       cuando es mal aplicada,  y el vicio a veces en virtud si
 ¡Ojalá fuera yo ese sueño y esa paz, para reposar de ese modo!
       tiende a un buen fin. En el cáliz de esta flor que nace
 Corro ahora a la celda de mi confesor  duermen a la vez el remedio y el veneno: si se la huele,

 para pedirle consejo y gritarle mi dicha.  deleita los sentidos; si se  la gusta, mata.  Así es el alma
       humana: como en las yerbas, dos fuerzas enemigas luchan

 ESCENA III   en ella: el bien y el mal; y cuando éste vence, un gusano
 Celda de Fray Lorenzo   roedor devora la planta.
       (Entra Romeo).
       Romeo:  Buenos días, padre.
 (Fray Lorenzo, entrando con una cesta).
       Fray Lorenzo: Buenos te dé Dios. ¿Quién me saluda tan
 Fray Lorenzo: Ya la aurora sonríe a la oscura noche   temprano con  voz tan dulce?  Hijo mío,  sólo  una  con­
 dorando las nubes con sus haces de luz. Lentamente, la   ciencia intranquila te haría levantarte a esta hora. En los
 oscuridad huye por el camino que trazan los rayos del   ancianos, las preocupaciones les mantienen despiertos, y
 Astro Rey. pero antes de que éste extienda sus quemantes   el sueño no se posa en sus ojos. Pero en los jóvenes sanos
 brazos para alegrar el día y secar las lágrimas del rocío,   e  inocentes, apenas se lo llama, el sueño acude y cierra
 debo llenar esta cesta con yerbas medicinales y flores de   sus párpados.  Por eso tu temprana visita me inquieta,
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 rica savia.  La tierra es a la vez la cuna y la tumba de la   haciéndome temer algo malo. Y si ello no ha ocurndo,
 naturaleza; sus sepulcros son también vientres maternos   ¿no será que nuestro Romeo no se acostó anoche? ¿Estoy
 que conciben hijos de distintas especies, nutridos en sus   en lo cierto?
 pechos silvestres.  Algunos tienen magníficas virtudes,
 otros no tanto; pero ninguno carece totalmente de ellas,   Romeo: Lo está, padre. Pero descansé mejor que dormido.
       Fray Lorenzo: ¡Dios te perdone! ¿Estuviste con Rosalía?


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