Page 46 - Romeo y Julieta
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WILUAJvl SHAKESPF./\RE                                                           RO:VIEO Y JULJETA


              Hay en Verona damas nobles más jóvenes que tú que ya                Criado: Los invitados ya están aquí, señora. La cena está
              son madres. Yo misma lo era cuando tenía tu edad. En dos            lista. Os llaman. La señorita hace falta. En la cocina reclaman
              palabras, el gallardo París aspira a tu mano.                      a la nodriza y todos corren.  Parto a ayudarles. Os suplico
              Nodriza:  ¡Vaya un  pretendiente,  niña mía!  ¡Mejor no lo         que vengáis en seguida.
              hay! Si hasta parece una figura de cera.                            Sra. de Capuleto: Vamos, Julieta; el conde espera.
              Sra. de Capuleto: La primavera de Verona no tiene una               Nodriza: Anda, niña. Que podrás tener felices noches tras
              flor tan linda.                                                     días felices.

              Nodriza: ¡Eso es! Una flor, una verdadera flor.                     (Salen).
              Sra. de Capuleto: ¿Qué dices? ¿Crees que podrás amarle?
              Esta noche vendrá a nuestra fiesta. Lee en su rostro sus senti­                        ESCENA IV
              mientos. Observa qué armónicas son  sus facciones. Sus ojos                                Una calle
              servirán de comentarios a lo que pueda haber de oscuro en el
              libro de su persona. Un bello libro sobre el amor, un amante
              en rústica al que sólo le falta el empaste para ser perfecto. Los   (Entran Romeo, Mercucio,  Benvolio y enmascarados con an­
              peces viven en el mar y orgullosamente ocultan su belleza en        torchas encendidas).
              la de éste. Pero el libro que encierra una leyenda dorada con       Romeo: ¿Qué hacemos? ¿Damos una explicación o entramos
              broches de oro, muestra a todos su hermosura. Todo lo que           sin rodeo alguno?
              Paris tenga se añadirá a tus dotes sin disminuirte.                 Benvolio:  Nada de rodeos.  No traemos un Cupido con
              Nodriza:  ¡Disminuirte! Al contrario,  te engrosará.  Los           los ojos vendados y un arco en la mano que pueda asustar
              hombres engrosan a las mujeres.                                     a las damas como un espantapájaros. Y  no necesitamos
              Sra. de C uleto: ¿Qué piensas? ¿Podrás llegar a amar a Paris?       improvisar un discurso para anunciar nuestra llegada con
                      ap
             Julieta: Veré de amarle, si es que el ver predispone al amor.        frases inútiles. Ya veremos cómo nos reciben; si no lo hacen
                                                                                  bien, nos retiramos.
              Pero mis miradas no tendrán más fuerzas de las que le preste
              mi obediencia a vosotros.                                           Romeo: Dadme una antorcha.  No ando de humor para
                                                                                  fiestas, y como mi ánimo es sombrío yo sostendré la luz.
              (Entra un Criado).




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