Page 39 - Romeo y Julieta
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WTLLJAM Sl!AKESPEARE               ROMEO Y JULIETA


 Benvolio: No, primo. Más bien lloro.   de armadura. Huye de las palabras de amor, evita el asedio
 Romeo: ¿De qué, alma generosa?   de ojos conquistadores, y no la rinde el oro seductor. ¡Ay!
 Benvolio: De tu desesperación.   Es rica en belleza, y sólo será pobre cuando muera porque

 Romeo: Así es el amor. Y más aumentan mis penas al saber   la belleza morirá con ella.
 que también a ti te afectan. El amor es una nube que flota   Benvolio: ¿Es que ha hecho votos de castidad?
 sostenida por el soplo de un suspiro: correspondido, es un   Romeo: El suyo no es ahorro, es un gran derroche, pues la
 fuego que centellea en los ojos del amante; rechazado, es   belleza tan rigurosamente oculta permanece desconocida
 un río que se alimenta con sus lágrimas. ¿Qué más podré   para el mundo. Es demasiado discreta, demasiado hermosa,
 decirte? Que es una locura cuerda, una amargura que en­  discretamente demasiado bella para que merezca complacerse
 venena, una dulzura que embriaga. ¡Adiós, primo! (¼se).   en mi tormento. Ha apartado de sí el amor y ese voto es la
 Benvolio:Espera, te acompañaré. Me ofenderás si te vas solo.   causa de que yo muera en vida.

 Romeo:  ¡Calla!  Este no es Romeo; el  verdadero  Romeo   Benvolio: Pues deja de pensar en ella.
 debe andar en otra parte.   Romeo: ¡Ay, enséñame cómo puede dejarse de pensar!

 Benvolio: En confianza, dime ¿quién es tu amada?   Benvolio: Permite a tus ojos mirar a otras mujeres.
 Romeo: ¿De veras quieres oír gemidos?   Romeo: Tanto más incomparable hallaré su hermosura.
 Benvolio: ¿Gemidos? No: quiero el nombre de tu amada.   Los negros antifaces, por ser negros nos hacen pensar que
 Romeo: Qué frase tan simple. Como pedir al moribundo que   esconden hermosos rostros blancos. Quien queda ciego no
 haga su testamento. Primo, estoy enamorado de una mujer.   podrá olvidar el maravilloso don de la vista. La beldad más
 Benvolio: Puedo comprenderlo. Di en el blanco.   perfecta que yo pueda ver sólo será un libro donde lea que
        mi amada es aún más bella. ¡Adiós! No puedes enseñarme
 Romeo: Qué buen arquero. ¡Y cuán hermosa la mujer que   a olvidar.
 amo!   Benvolio: Te lo enseñaré o moriré en deuda contigo. (Salen).
 Benvolio: Es más fácil, primo, dar en un blanco tan hermoso.
 Romeo: Sí, pero no en éste, pues a ella no la hiere ni la flecha
 de Cupido. Tiene el ingenio de Diana y su recato le sirve





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