Page 140 - Romeo y Julieta
P. 140

WJLUM! SHAKESPEARE
                               .......... . . . . . .........
                                               . .   ·············· ..... ····· . ... ... ..... ....  .       ROMEO Y JULIETA

               homenaje de  mi amor  ...  ?  ¡Y cómo!  ¡alumbrados por una
                                                                                   abrir tus fauces podridas y a hartarte nuevamente de carne
               antorcha! ¡Noche, cúbreme un momento con tu manto!
                                                                                  fresca! (Abre la tumba).
               (Entran Romeo y Baftasr.  Traen una antorcha, un azadón y
               ua barra de hierro).                                               París: Ese es Montesco, el atrevido desterrado que asesinó al
                                                                                  primo de mi amada, por cuya pena ella murió, según dicen.
                                                                                  Seguramente ha venido a profanar sus cad ver s Pero yo se
               Romeo: El azadón. Pásame la barra. Toma  esta  carta.
                                                                                                                         �
                                                                                                                             �
                                                                                  lo impediré. (vá hacia Romeo). ¡Detén tu diabohco trabaJo,
               Apenas amanezca, se la harás llegar a mi padre. Dame la                                                        _-       _
                                                                                  infame Montesco! ¿No te bastaron sus muertes para detener
               antorcha, y si estimas tu vida, no hagas nada aunque oigas
              lo  que  oigas o veas lo  que  veas. Apártate y  no  intentes
                                                                                  tu furor y tu venganza? ¡Entrégate, malvado! ¡Sígueme, que
                                                                                  la muerte te aguarda!
              estorbarme  ... Lo que aquí me trae no es sólo contemplar
                                                                                  Romeo: Sí, para eso he venido, para morir aquí. No provo­
              por última  vez el rostro  de mi amada, sino que -y algo
                                                                                  ques, noble joven, a un hombre ciego y sin esperanzas. Aléjate,
              también muy importante- recuperar de su dedo el anillo
              nupcial, para  llevarle  siempre como  un grato recuerdo.
                                                                                   huye de mí. Recuerda a esos muertos y tiembla de miedo. No
                                                                                  me incites a acumular más pecados de los que pesan ya sobre
              Vete,  pues. Aléjate pronto. Y si la curiosidad te  lleva  a
              seguirme, te juro que he de cortarte en pedazos, y te es­
                                                                                  mí. Vete, por favor! Aprecio mucho más tu vida que la mía,
              parciré en este insaciable cementerio. Mis intenciones son              1                      ,   •
                                                                                                                           I  Al,.
                                                                                  y sólo estoy armado contra m1 mismo. ¡  H  uye. ¡  eiate.
                                                                                                                                   1 Sal  va
              violentas y más negras y feroces que un tigre hambriento
                                                                                  tu vida para que puedas agradecer la clemencia de un loco.
             o el mar tempestuoso.
                                                                                   París: ¡Viles palabras, que no me detendrán! ¡Voy por ti!
             Baltasar: Sí, señor. En nada os molestaré.
                                                                                  Romeo: ¿ Te  empeñas en provocarme?  Pues defiéndete ...
             Romeo: Será la mejor prueba de tu amistad. Toma. Vete,
             vive y sé feliz, amigo mío.                                          (Peln).
                                                                                  Criado: ¡ Válgame Dios! ¡Se baten! Llamaré a la ronda. (Sale).
             Baltasar: (Aparte) A pesar de sus amenazas, voy a ocultarme
                                                                                  Paris:  (Cayendo).  ¡Muerto soy! Si tienes lástima  de mí,
             por aquí. Me inspiran más miedo su aspecto y lo que va a
            hacer. (Sale).                                                        ponme junto al sepulcro de Julieta. (Muere).
                                                                                  Romeo: Sí, lo haré. Pero  veamos quién es.  ¡París, el con­
            Romeo: ¡Abominable entraña de la muerte, boca voraz que
                                                                                  de, pariente de Mercucio! Cuando  cabalgábamos, ¿no  i e
            has devorado a lo mejor que había en la tierra, te obligaré a                                                             �
                                                                                  contó mi criado, y yo  le  oí como  entre nieblas, que Pans
                      140 !
                                                                                                                            141
   135   136   137   138   139   140   141   142   143   144   145