Page 137 - Romeo y Julieta
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ROMEO Y JULIETA
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estrellas! Ya sabes dónde me oculto. Tráeme papel y plumas, (Entra el Boticario).
y consigue caballos. Partiremos en cuanto anochezca. Boticario: ¿Quién llama?
Baltasar: Debéis resignaros, señor. Se os ve tan pálido y Romeo: Aquí, hombre. Veo que no te sobra el dinero.
desesperado, que temo una desgracia. Toma: son cuarenta ducados. Necesito una dosis de veneno
Romeo: No; te equivocas. Déjame en paz y obedeceme. tan activo, que apenas circule por las venas mate en el acto
¿No te dio Fray Lorenzo alguna carta para mí? al que lo beba hastiado de la vida; que expulse al alma del
Baltasar: Ninguna, mi señor. cuerpo tan rápido como el cañón mortífero a la bala.
Romeo: Poco importa. Anda y consigue esos caballos. Ya Boticario: T engo venenos como ésos. Pero las leyes de
regreso. (Sale Baltasar). Sí, Julieta, esta noche dormiremos Mantua condenan a muerte al que los venda.
juntos. ¿Pero cómo? ¡Oh, demonio, cuán poco tardas en Romeo: ¿Acaso tú, condenado a la miseria temes morir?
tentar al desesperado! Ahora me acuerdo de un boticario Bien clara se ve el hambre en tu rostro, y en tus ojos brillan
que vive cerca de aquí, y al que vi no hace mucho, an la ansiedad y la desesperación. El mundo es tan enemigo
drajoso, buscando yerbas medicinales. El hambre le tiene tuyo como la ley. ¿Se ha dictado alguna ley para que ce hagas
en los huesos. En su mísera covacha había una tortuga rico? ¡Pues rompe entonces con la ley y recibe mi dinero!
y un cocodrilo disecados, junto a las pieles de extraños Boticario: Mi pobreza acepta lo que mi voluntad rechaza.
peces; en la estantería se amontonaban cajas vacías, frascos Romeo: Y o no pago tu voluntad, sino tu pobreza.
verdosos, viejos potes y semillas, cuerdas deshilachadas y Boticario: Disolved esto en cualquier líquido y bebedlo.
yerbas prensadas, todo colocado de tal modo que aparen Caeréis muerto en seguida, aunque seáis fuerte como veinte
tara mucho ... Yo, al ver tal miseria, me dije que si alguien hombres.
necesitara un veneno, aunque en Mantua esté prohibido
venderlo bajo pena de muerte, aquel mísero se lo vendería. Romeo: Toma el dinero. El es el verdadero veneno, que
causa más asesinatos en el mundo que todos los venenos
Sí, aquel pensamiento no hizo más que adelantarse a lo que no debes vender. Esta ponzoña te la vendo yo, y no tú
que ahora voy a hacer, pues ése es mi hombre ... Y ésta
debe ser la casa, si no me equivoco. Hoy es día festivo, por a mí. Adiós, compra pan y cúbrete ... No es veneno sino que
eso la tienda está cerrada. ¡Eh! ¿hay alguien ahí? ¡Buscan, un licor de vida el que llevaré conmigo hasta el sepulcro
boticario! de Julieta. (Sale).
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