Page 67 - Historia de una gaviota y del gato que le enseño a volar - 6° - Septiembre
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chimpancé se manoseaba la cara tratando de taparse los ojos, los
oídos y la boca al mismo tiempo.
—¡Tómala! Que no se hiera con los cristales —maulló Zorbas.
—Vengan acá, los dos —dijo el humano tomándola en sus brazos.
El humano se alejó presuroso de la ventana del bazar. Bajo la
gabardina llevaba a un gato grande, negro y gordo, y a una gaviota
de plumas color plata.
—¡Canallas! ¡Bandoleros! ¡Pagarán por esto! —chilló el
chimpancé.
—Te lo buscaste. ¿Y sabes qué pensará Harry mañana? Que tú
rompiste el vidrio —maulló Secretario.
—Caramba, por esta vez acierta usted al quitarme los maullidos
de la boca —maulló Colonello.
—¡Por los colmillos de la morena! ¡Al tejado! ¡Veremos volar a
nuestra Afortunada! —maulló Barlovento.
El gato grande, negro y gordo y la gaviota iban muy cómodos bajo
la gabardina, sintiendo el calor del cuerpo del humano, que caminaba
con pasos rápidos y seguros. Sentían latir sus tres corazones a ritmos
diferentes, pero con la misma intensidad.
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