Page 14 - Historia de una gaviota y del gato que le enseño a volar - 6° - Septiembre
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En un desesperado intento por recobrar altura cerró los ojos y
                  batió   las   alas   con   sus   últimas   energías.   No   supo   cuánto   tiempo
                  mantuvo los ojos cerrados, pero al abrirlos volaba sobre una alta torre
                  adornada con una veleta de oro.
                       —¡San   Miguel!   —graznó   al   reconocer   la   torre   de   la   iglesia
                  hamburgueña.
                       Sus alas se negaron a continuar el vuelo.














































































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