Page 50 - Trece Casos Misteriosos
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-Ustedes dicen que la camioneta estaba esta Lector, ¿qué hay en el dibujo de Soto que lle
cionada frente a la puerta, ¿no?-puntualizó. va a la evidencia de que uno de los empleados
-Exactamente -respondió Ponce. mintió?
-¿Así? -y Soto levantó su dibujo para que
todos lo vieran.
-¡Así! ¡Ay, qué bien dibuja, inspector, me hizo
igualita! -se admiró Pussy.
-O sea, en el dibujo no hay ningún error -in
sistió el inspector.
-Yo diría que está perfecto -respondió
Rodríguez.
-Malo, malo, malo -musitó Soto y siguió mi
rando el dibujo.
Los cajeros se miraron entre ellos y la mucha
cha suspiró muy fuerte. El gerente se mordía las
uñas. Hasta que, de pronto, los ojos de Soto se
iluminaron y sus orejas parecieron crecer.
-Por este dibujo, que todos han aprobado
como fiel a la realidad, debo decirles que uno de
ustedes mintió. Eso delata a alguien que quiere
entorpecer mi labor. Y ese alguien es usted.
Su dedo casi tocó la nariz de la persona aludi
da. El personaje acusado se defendió y negó su
culpabilidad. Pero luego de un largo interroga
torio, que duró todo el día siguiente, la verdad
salió a relucir.
Soto, otra vez, tenía razón. Y quien había des
conectado el sistema de alarma para facilitar el
trabajo de los ladrones terminó confesando su
acción.
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