Page 67 - Quique Hache Detective
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-¿Y quién te contrató?  -me  preguntó
         cuando  intentaba  detener  la risa  aunque  no
         lo conseguía.
                -La dueña de una empresa de buses, la
         señora  Gallardo.  Necesitan  al  arquero  antes
         del  sábado  para  el  último  partido  del  Ferro
         Quilín.
                -Justamente,  ahí está el  problema en­
         tonces -dijo Charo.
                -¿Qué problema?
                La  pregunta  quedó  sin  respuesta.  Por
         el acceso de la estación aparecieron dos hom­
         bres  con caras  poco  amistosas.  Estiraron  los
         brazos  adelante,  como  zombies,  intentando
         atraparnos. Charo gritó:
                -¡Corre!
                Por  supuesto,  hice  todo  lo  contrario,
         quedé paralizado.  Ella en cambio saltó hacia
         atrás y sin esperar se arrojó  desde el andén a
         la vía. Al caer se dobló un pie, pero logró le­
         vantarse y correr por entre los vagones oxida­
         dos.  En  el  fondo,  aparecieron  otros  dos
         hombres  que  le  cerraron  el  paso.  Charo  en­
         tonces  intentó  subir  a  una  muralla,  pero  al
         comprobar que era imposible volvió corrien­
         do hasta el andén, donde yo miraba todo co­
         mo si fuera una película de acción que pasaba
         ante  mis  ojos.  Con  una  rapidez  increíble  se



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