Page 107 - Quique Hache Detective
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En el tercer piso se abrió una puerta y
 una señora muy arrugada nos saludó fuman­
 do.  Cuando me vio preguntó:
 -¿ Y este caballerito?
 -Viene conmigo,  señora Magaly -res-
 pondió la Gertru.
 A pesar de que todavía existía luz natu­
 ral, el departamento entero estaba oscurecido
 por cortinas cerradas.  En todas partes estaba
 lleno de plantas y cuadros extraños que pare­
 cían dibujos egipcios.
 -Arcanos -dijo la señora Magaly cuan­
 do me detuve a mirar uno de los cuadros.
 Llegamos hasta un rincón donde la luz
 de una lámpara caía  sobre  una  mesa con  un
 mantel  negro.  Nos sentamos  alrededor  de la
 mesa y esperamos.
 -Tengo  que concentrarme,  Gertrudis,
 eso es muy importante.
 -No se preocupe -dijo la Gertru-, es­
 peramos.
 La señora Magaly  se concentró,  cerró
 los ojos y pareció que rezaba. Movió la cabe­
 za de lado a lado. Después de quince minutos
 en  que no pasó nada y yo comenzaba a que­
 darme  dormido,  la  señora  Magaly  aún  con
 los ojos cerrados habló:
 -Estoy  lista,  empecemos  -su  voz  era


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