Page 106 - Quique Hache Detective
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En el tercer piso se abrió una puerta y
              una señora muy arrugada nos saludó fuman­
              do.  Cuando me vio preguntó:
                     -¿ Y este caballerito?
                     -Viene conmigo,  señora Magaly -res-
              pondió la Gertru.
                     A pesar de que todavía existía luz natu­
              ral, el departamento entero estaba oscurecido
              por cortinas cerradas.  En todas partes estaba
              lleno de plantas y cuadros extraños que pare­
              cían dibujos egipcios.
                     -Arcanos -dijo la señora Magaly cuan­
              do me detuve a mirar uno de los cuadros.
                     Llegamos hasta un rincón donde la luz
              de una lámpara caía  sobre  una  mesa con  un
              mantel  negro.  Nos sentamos  alrededor  de la
              mesa y esperamos.
                     -Tengo  que concentrarme,  Gertrudis,
              eso es muy importante.
                     -No se preocupe -dijo la Gertru-, es­
              peramos.
                     La señora Magaly  se concentró,  cerró
              los ojos y pareció que rezaba. Movió la cabe­
              za de lado a lado. Después de quince minutos
              en  que no pasó nada y yo comenzaba a que­
              darme  dormido,  la  señora  Magaly  aún  con
              los ojos cerrados habló:
                     -Estoy  lista,  empecemos  -su  voz  era


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