Page 76 - Crónicas de Narnia I - Junio 5to Básico
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de nuestro lado. Llama a los Demonios, a los Ogros, a los Fantasmas y a los
Minotauros. Llama a los Crueles, a los Hechiceros, a los Espectros y a la gente
de los Hongos Venenosos. Pelearemos. ¿Acaso no tengo aún mi vara? ¿No se
convertirán ellos en piedra en el momento en que se acerquen? Ve rápido.
Mientras tanto, yo tengo que terminar algo aquí.
El inmenso bruto agachó su cabeza y partió al galope.
—¡Ahora! —dijo ella—. No tenemos mesa..., déjame ver... Sería mejor
colocarlo contra el tronco del árbol.
Edmundo se vio de pronto rudamente obligado a levantarse. Entonces,
con la mayor celeridad, el Enano lo hizo apoyarse en el tronco y lo amarró. El
vio que la Bruja se quitaba su manto. Sus brazos estaban desnudos y
horriblemente blancos. Y porque eran tan demasiado blancos, él no pudo ver
mucho más. Estaba todo tan oscuro en esa llanura, bajo los negros árboles...
—Prepara a la víctima —ordenó la Bruja.
El Enano desabotonó el cuello de la camisa de Edmundo, y lo abrió. Luego
agarró al niño del cabello y le echó la cabeza hacia atrás, de manera que tuvo
que levantar el mentón. Después, Edmundo oyó un extraño ruido: güizz-gütz-
güizz. Por un momento no pudo imaginar qué era, pero de repente se dio
cuenta: era el sonido de un cuchillo al ser afilado.
En ese preciso momento escuchó fuertes gritos y ruidos que venían de
todas direcciones: un tamborileo de pisadas..., un batir de alas..., un grito de la
Bruja..., una total confusión alrededor de él.
Entonces sintió que lo desataban y que unos fuertes brazos lo rodeaban.
Oyó voces compasivas y cariñosas:
—¡Déjalo recostarse! Denle un poco de vino... —decían—. Beba...,
sostenga ahora..., estará bien en un minuto.
Acto seguido escuchó voces que no se dirigían a él, sino a otras personas.
—¿Quién capturó a la Bruja? —Yo creí que tú la tenías.
—No la vi después de que le arrebaté el cuchillo de su mano...
—Yo estaba persiguiendo al Enano...
—¡No me digas que ella se nos escapó!
—Un muchacho no puede hacerlo todo al mismo tiempo... Pero ¿qué es
eso?... ¡Oh! Lo siento, es sólo un viejo tronco.
Edmundo se desmayó en ese instante.
Entonces centauros y unicornios, venados y pájaros (eran parte del equipo
de rescate enviado por Aslan en el capítulo anterior), todos regresaron a la
Mesa de Piedra llevando a Edmundo con ellos. Pero si hubieran visto lo que
sucedió en el valle después de que se alejaron, yo pienso que su sorpresa habría
sido enorme.
Todo estaba muy quieto cuando asomó una brillante luna. Si ustedes
hubieran estado allí, habrían podido ver que la luz de la luna iluminaba un