Page 75 - Crónicas de Narnia I - Junio 5to Básico
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XIII MAGIA PROFUNDA DEL AMANECER DEL TIEMPO
Ahora debemos volver a Edmundo. Después de haberlo hecho caminar mucho
más de lo que él imaginaba que alguien podía caminar, la Bruja se detuvo por
fin en un oscuro valle ensombrecido por los abetos y los tejos. El niño se dejó
caer y se tendió de cara contra el suelo, sin hacer nada y sin importarle lo que
sucedería después con tal de que lo dejaran tendido e inmóvil. Se sentía tan
cansado que ni siquiera se daba cuenta de lo hambriento y sediento que estaba.
El Enano y la Bruja hablaban muy bajo junto a él.
—No —decía el Enano—. No tiene sentido ahora, Oh Reina. A estas
alturas tienen que haber llegado a la Mesa de Piedra.
—A lo mejor el Lobo nos encuentra con su olfato y nos trae noticias —
dijo la Bruja.
—Si lo hace no serán buenas noticias —replicó el Enano.
—Cuatro tronos en Cair Paravel —dijo la Bruja—. Y ¿qué tal si se
llenaran sólo tres de ellos? Eso no se ajustaría a la profecía.
—¿Qué diferencia puede significar eso, ahora que él está aquí? —preguntó
el Enano, sin atreverse, ni siquiera ahora, a mencionar el nombre de Aslan ante
su ama.
—Puede que él no se quede aquí por mucho tiempo. Entonces podríamos
dejarnos caer sobre esos tres en Cair Paravel.
—Aún puede ser mejor —dijo el Enano— mantener a éste (aquí dio un
puntapié a Edmundo) y negociar.
—¡Sí!... Para que pronto lo rescaten —dijo la Bruja, desdeñosamente.
—Si es así —dijo el Enano—, será mejor que hagamos de inmediato lo
que tenemos que hacer.
—Yo preferiría hacerlo en la Mesa de Piedra —dijo la Bruja—. Ese es el
lugar adecuado y donde siempre se ha hecho.
—Pasará mucho tiempo antes de que la Mesa de Piedra pueda volver a
cumplir sus funciones —dijo el Enano.
—Es cierto —dijo la Bruja. Y agregó—: Bien. Comenzaré.
En ese momento, con gran prisa y en medio de fuertes aullidos, apareció
un lobo.
—¡Los he visto! —gritó—. Están todos en la Mesa de Piedra con él. Han
matado a mi capitán Fenris Ulf. Yo estaba escondido en los arbustos y lo vi
todo. Uno de los Hijos de Adán lo mató. ¡Vuelen! ¡Vuelen!
—No —dijo la Bruja—. No hay necesidad de volar. Ve rápido y convoca
a toda mi gente para que venga a reunirse aquí, conmigo, tan pronto como
pueda. Llama a los gigantes, a los lobos, a los espíritus de los árboles que estén