Page 49 - Crónicas de Narnia I - Junio 5to Básico
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—¿No puede? —dijo el Castor mirando duramente a los tres niños.
Todo lo que ellos querían decir murió en sus labios. Cada uno tuvo, de
pronto, la certeza de que era eso, exactamente, lo que Edmundo había hecho.
—Pero ¿conocerá siquiera el camino? —preguntó Pedro.
El Castor contestó con otra pregunta:
—¿Había estado aquí antes? ¿Había estado alguna vez él solo aquí?
—Sí —dijo Lucía, casi en un murmullo—; me temo que sí.
—¿Y les contó lo que había hecho o con quién se había encontrado?
—No, no lo hizo —dijo Pedro.
—Tomen nota de mis palabras entonces —dijo el Castor—. Conoció a la
Bruja Blanca, está de su parte, y sabe donde vive. No quise mencionar esto
antes (después de todo él es hermano de ustedes), pero en el momento en que
puse mis ojos en ese niño, me dije a mí mismo: "Es un traidor". Tenía la mirada
de los que han estado con la Bruja Blanca y han probado su comida. Si uno ha
vivido largo tiempo en Narnia, los distingue de inmediato. Hay algo en sus ojos,
en su modo de mirar.
—Igual tenemos que buscarlo —dijo Pedro con voz ahogada—. Es nuestro
hermano, a pesar de todo, aunque esté actuando como una pequeña bestia. Es
sólo un niño.
—¿Irán entonces a casa de la Bruja? —preguntó la señora Castora—. ¿No
ven que la única manera de salvarlo a él o de salvarse ustedes es permanecer
lejos de ella?
—¿Qué quiere decir, señora Castora? —dijo Lucía.
—Todo lo que ella desea en este mundo es atraparlos a ustedes, a los
cuatro (ella siempre está pensando en esos cuatro tronos de Cair Paravel). Una
vez que se encuentren dentro de su casa, su trabajo estará concluido..., y habrá
cuatro nuevas estatuas en su colección, antes de que ustedes puedan siquiera
hablar. En cambio, ella mantendrá vivo a su hermano, mientras sea el único que
ella tiene, porque lo usará como señuelo, como carnada para atraparlos a todos.
—¡Oh! ¿Y nadie podrá ayudarnos?
—Sólo Aslan —dijo el Castor—. Tenemos que ir a su encuentro de
inmediato. Es nuestra única posibilidad.
—A mí me parece importante, queridos amigos —dijo la señora
Castora—, saber en qué momento escapó Edmundo. Lo que pueda informarle
a ella depende de cuanto haya oído. Por ejemplo, ¿habíamos hablado de Aslan
antes de que se fuera? Si no lo oyó, estaríamos bien, pues ella no sabe que
Aslan ha venido a Narnia, ni que planeamos encontrarnos con él. Así la
cogeremos completamente desprevenida en cuanto a esto.
—No recuerdo si él estaba aquí cuando hablamos de Aslan... —comenzó a
decir Pedro, pero Lucía lo interrumpió.
—¡Oh, sí! Estaba —dijo sintiéndose realmente enferma—. ¿No te