Page 12 - Crónicas de Narnia I - Junio 5to Básico
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transformaba en una fiesta que se prolongaba por semanas sin fin.
—Ahora es siempre invierno —agregó taciturno.
Entonces para alegrarse tomó un estuche que estaba sobre la cómoda, sacó
de él una extraña flauta que parecía hecha de paja y empezó a tocar.
Al escuchar la melodía, Lucía sintió ansias de llorar, reír, bailar y dormir,
todo al mismo tiempo. Debían haber transcurrido varias horas cuando despertó
bruscamente, y dijo:
—Señor Tumnus, siento interrumpirlo, pero tengo que irme a casa. Sólo
quería quedarme unos minutos...
—No es bueno ahora, tú sabes —le dijo el Fauno, dejando la flauta.
Parecía acongojado por ella.
—¿Qué no es bueno? —dijo ella, dando un salto. Asustada e inquieta
agregó—: ¿Qué quiere decir? Tengo que volver a casa al instante. Ya deben
estar preocupados.
Un momento después, al ver que los ojos del Fauno estaban llenos de
lágrimas, volvió a preguntar:
—¡Señor Tumnus! ¿Cuál es realmente el problema? El Fauno continuó
llorando. Las lágrimas comenzaron a deslizarse por sus mejillas y pronto
corrieron por la punta de su nariz. Finalmente se cubrió el rostro con las manos
y comenzó a sollozar.
—¡Señor Tumnus! ¡Señor Tumnus! —exclamó Lucía con
desesperación—. ¡No llore así! ¿Qué es lo que pasa? ¿No se siente bien?
Querido señor Tumnus, cuénteme qué es lo que está mal.
Pero el Fauno continuó estremeciéndose como si tuviera el corazón
destrozado. Aunque Lucía lo abrazó y le prestó su pañuelo, no pudo detenerse.
Solamente tomó el pañuelo y lo usó para secar sus lágrimas que continuaban
cayendo sin interrupción. Y cuando estaba demasiado mojado, lo estrujaba con
sus dos manos. Tanto lo estrujó, que pronto Lucía estuvo de pie en un suelo
completamente húmedo.
—¡Señor Tumnus! —gritó Lucía en su oído, al mismo tiempo que lo
remecía—. No llore más, por favor. Pare inmediatamente de llorar. Debería
avergonzarse. Un Fauno mayor, como usted. Pero dígame, ¿por qué llora usted?