Page 76 - Alicia en el país de las maravillas
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El Siete disparó su pincel y protestó:                               da palabra que decía. Pasó sin verla. Luego desfiló la Sota de
            -iEsa es la mayor de las injusticias!                                Espadas, llevando la corona del rey sobre un cojín de tercio­
            Se interrumpió al divisar a Alicia que estaba junto a ellos         pelo rojo. Y al fin de la enorme procesión venían EL REY Y
        observándoles. Todos se volvieron hacia la niña y le hicieron            LA REINA DE CORAZONES.
        una reverencia.                                                             Alicia estaba dudosa respecto a si debería o no echarse
            _ ¿Podrían decirme ustedes -preguntó Alicia tímida­                  al suelo de bruces como los tres jardineros, pero no recorda­
        mente  - por qué están pintando esas rosas?                              ba haber oído hablar jamás que había que practicar semejan-
            El Cinco y el Siete no dijeron nada, pero miraron al Dos.           te  formalidad en las procesiones.
                                                                                    "Además -pensó-, lqué objeto tiene una procesión si
        Este empezó a decir en voz baja:                                        la gente se tiende de bruces y no la ve?"
            -El hecho es, señorita, que este rosal debiera haber si­
        do rojo, y nosotros, por equivocación, plantamos uno blanco.                Se quedó de pie donde estaba y esperó.
                                                                                    Cuando la procesión llegó frente a Alicia, todos se detu­
        Si la reina llega a descubrirlo, nos cortarán la cabeza, lcom­          vieron y la miraron. La reina preguntó severamente:
        prende? Por eso, señorita, estamos haciendo todo lo posible                 -lQué es esto?
        antes de que ella venga  ...                                                Se dirigía al rey de corazones, quien se limitó a sonreír y
            En ese  momento el Cinco, que había estado mirando                  a hacer una reverencia por toda respuesta.
        atentamente a través del jardín, gritó:                                     -ildiota! -exclamó la reina, agitando la cabeza con im­
            -iLa reina! iLa reina!                                              paciencia.  Luego,  volviéndose  hacia  Alicia,  preguntó-:
            Los tres jardineros se tiraron al suelo de bruces. Se sintió        ¿Cómo te llamas, niña?
        el ruido de muchas pisadas. Alicia miró a su alrededor, ansio­              -Mi nombre es Alicia, para servir a Vuestra Majestad
        sa de ver a la reina.                                                   -dijo muy finamente la muchacha, pero agregó para sus
            Primero aparecieron  diez soldados,  llevando tréboles.             adentros: "iSi no son nada más que un paquete de cartas! lA
        Tenían la misma forma de los jardineros, es decir, cuadrada             qué temerles?"
        y plana; con las manos y los pies en los ángulos. En seguida                _,¿y quiénes son éstos? -volvió a preguntar la reina,
        vinieron diez cortesanos: éstos estaban todos cubiertos de              señalando a los tres jardineros que estaban tendidos alrede­
        diamantes y caminaban de dos en dos, igual que los soldados.            dor del rosal.
        Después se vieron los niños reales. Eran diez, y los más pe­                Ellos, como ustedes comprenderán, estaban tendidos de
        queños venían corriendo alegremente, cogidos de la mano,                bruces y ocultaban la cara. Su espalda plana y rectangular
        de dos en dos. Estaban todos decorados con corazones. Des­              mostraba un dibujo igual que las espaldas de todo el resto de
        pués les seguían los invitados, en su mayor parte reyes y rei­          las cartas, ya que pertenecían al mismo paquete de naipes.
        nas, y, en medio del grupo, Alicia reconoció al conejo blanco.          No se podía distinguir entonces si eran jardineros, o soldados
         Hablaba en forma apresurada y nerviosa, sonriendo con ca-              o cortesanos, o, simplemente, si sólo eran tres niños.



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