Page 74 - Alicia en el país de las maravillas
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"Esta vez haré las cosas mejor", se dijo para sus adentros,
         empezando por coger la llave de oro y abrir la puerta que con­                                    8
         ducía al jardín. En seguida se puso a mascar el hongo, del cual                El campo de croquet de la reina
         conservaba un pedazo en el bolsillo, hasta que tuvo unos
         treinta centímetros de altura. Atravesó el umbral y se en­
         contró, por fin, en el precioso jardín lleno de brillantes flores
         y frescas fuentes.











                                                                               Junto a la entrada del jardín se levantaba un enorme rosal,
                                                                               cuyas rosas eran blancas. Sin embargo, en torno de  ellas había
                                                                               tres jardineros que las pintaban, dejándolas rojas. Alicia en­
                                                                               contró el asunto muy extraño y se acercó a observarlos. En
                                                                               ese preciso momento oyó que uno de ellos decía:
                                                                                   -iTen cuidado, Cinco! iNo me salpiques con pintura en
                                                                               esa forma!
                                                                                   -No pude evitarlo -repuso el Cinco con tono moles­
                                                                               to  -. Además, el Siete levantó la vista y declaró:
                                                                                   -iMuy bien, Cinco!  iSiempre echándole la culpa a los
                                                                               demás!
                                                                                   -iEs mejor que tú no hables! -repuso el Cinco  -. Ayer
                                                                               no más le oí decir a la reina que merecías que te cortaran la
                                                                               cabeza.
                                                                                   -lPor qué? -preguntó el que había hablado primero.-
                                                                                   -A ti no te importa, Dos -contestó el Siete.
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                                                                               diré. Fue porque llevó a la cocina un bulbo de tulipa en vez
                                                                               de cebolla.


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