Page 69 - Alicia en el país de las maravillas
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-Si conocieras al Tiempo tan bien como lo conocemos  -iYo no! -suspiró-. Nos peleamos en marro pasado,
 nosotros -dijo el sombrerero-, no hablarías de desperdi­  poco antes de que él se volviera loco, lsabes? (y al decir él,
 ciarlo. Es alguien ...   señaló con la cuchara a la liebre de marzo) ... Fue en el gran ·
 -No sé lo que usted quiere decir -contestó Alicia.  concierto que dio la Reina de Corazones, cuando yo tuve que
 -Por cierto que no sabes -dijo el sombrerero, y, levan-  cantar:
 tando la cabeza despectivamente, agregó-: iHasta asegu­
 raría que en tu vida has hablado con el Tiempo!   iAletea, aletea, murciélago,
 -Quizá  no  -respondió Alicia,  afectando  indiferen­  desde la altura en que estás!
 cia-. Pero cuando estudio música tengo que est r atenta al
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 compás del tiempo, y pegándole y pegándole ...   -lConoces la canción, quizá?
 -iAhí está la causa! -exclamó el sombrerero-. iNo  -Por lo menos he oído algo parecido -contestó Alicia.
 puede soportar que le peguen! Ahora, si te mantienes en bue­  -Sigue así -continuó el sombrerero.
 nas relaciones con él, puedes hacer prácticamente lo que
 quieras con el reloj. Imagínate, por ejemplo, que son las nue­  Allá aniba del cielo vuelas
 ve de la mañana, es decir la hora precisa para dar tu lección ...   cual bandeja en el azul piélago ...
 Entonces, no necesitas nada más que hacer un guiño signifi­  Aletea, aletea ... , murciélago ...
 cativo al Tiempo y él, en un cerrar y abrir de ojos, hará girar
 los punteros del reloj con rapidez vertiginosa y, sin que siquie­  Al oír estas últimas palabras, el lirón se sacudió y empezó
 ra alcances a darte cuenta de ello, ya será la una: hora de al­  a cantar, sin dejar de dormir:
 morzar ...
 -iCómo quisiera que fuese en verdad esa hora! -su­  Aletea, aletea, aletea ...
 surró como en un suspiro la liebre.   >
 -iSería  verdaderamente  magnífico,  en realidad!  -  Repitió tantas veces esto mismo, que tuvieron que pelliz­
 !   agregó Alicia, pensativamente -. Pero si el reloj marchara   carte para detenerlo.
 tan ligero, no tendría hambre a la hora de almuerzo ...
           -Apenas había terminado con mi primera estrofa -di­
 -Al principio, tal vez no -repuso el sombrerero-, pe­  jo el sombrerero-, la reina empezó a vociferar: "Está ma­
 ro puedes dejarlo detenido a la una y media durante todo lo   tando el tiempo. iCórtenle la cabeza!"
 que quieras.   -i Qué horror! -exclamó Alicia.
 -lEsa es la manera como lo arregla usted? -preguntó  -Y desde entonces no quiere hacer nada de lo que yo le
 Alicia.   pido -continuó quejándose el sombrerero -. iAhora son
 El sombrerero movió la cabeza tristemente.   siempre las seis!


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