Page 66 - Alicia en el país de las maravillas
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Aquí intetvino el lirón con otra pregunta que parecía ha­
             cerla sobre dormido:                                                  -Era la mejor mantequilla ...
                                                                                   Alicia había estado mirando por encima de su hombro
                 -lAcaso es igual decir "yo respiro mientras duermo" a          con alguna curiosidad.
             "yo duermo mientras respiro?"                                         -i Qué reloj tan divertido! -Óbseivó-. Marca el día del
                 -Para ti es la misma cosa -declaró el sombrerero.              mes y no puede señalar la hora.
                Aquí se interrumpió la conversación y los comensales
                                                                                   -lPara qué habría de señalarla? -murmuró el sombre­
             guardaron silencio durante un minuto, mientras Alicia repa­       rero-. lAcaso dice tu reloj en q.ué año nos encontramos?
             saba en su mente todo lo que sabía respecto a cueivos y me­           -Por cierto  que no  -replicó Alicia  apresuradamen­
             sas de escritorio, que no era mucho.                              te-. Pero eso es porque durante tanto tiempo se pasa mar­
                El sombrerero fue el primero en romper el silencio.            cando las mismas horas ...
                -lQué día del mes es hoy? -preguntó, volviéndose a
             Alicia.                                                               -Ese caso es exactamente igual al mío -declaró el som­
                Mientras decía estas palabras había sacado el reloj de su      brerero.
                                                                                   Alicia se sintió terriblemente desconcertada. La obseiva­
             bolsillo y lo miraba con aire de molestia, agitándolo de cuan-    ción del sombrerero parecía no tener nada que ver con el
             do en cuando y poniéndoselo junto a la oreja.
                Alicia, después de pensar un instante, repuso:                 asunto y, sin embargo, estaba dicha con palabras muy claras.
                                                                                   -No le comprendo a usted -dijo con el tono más ama­
                -Hoy día estamos a cuatro.                                     ble que pudo.
                -iDos días de diferencia!  -suspiró el sombrerero-.                -El lirón se ha dormido de nuevo -declaró el sombre­
             iYa había dicho yo que con mantequilla no podía marchar           rero, echándole un poco de té caliente encima de la nariz.
             bien!                                                                 El lirón sacudió la cabeza con impaciencia y dijo, sin abrir
                Al hacer esta última obseivación miró con aire de enojo        los ojos:
             a la liebre.                                                          -Por supuesto, por supuesto. Eso era lo mismo que yo
                -Era la mejor mantequilla -repuso el animal aludido            me iba a decir.
 ;j          con voz almibarada.                                               sombrerero, volviéndose de nuevb hacia Alicia.
                                                                                   -lNo has adivinado la charada todavía? -preguntó el
                -Sí, pero tiene que haber ido con algunas migajas mez­
 '  ¡        cladas en ella -contestó con un bufido el sombrerero-. No             -No, me doy por vencida lCuál es la respuesta?
             debiste haberla puesto con el cuchillo para cortar pan.
                La liebre de marzo tomó el reloj y lo miró tristemente,            -No tengo ni la menor idea -contestó el sombrerero.
             luego lo sumergió dentro de su taza de té, .contemplándolo            -Ni yo tampoco -agregó la liebre de marzo.
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             en seguida de nuevo. Pero parece que no encontró otra cosa            -Se me ocurre que ustedes podrían aprovechar mejor el
             mejor que decir que repetir su primera obseivación:
                                                                               tiempo y no proponer adivinanzas cuya solución ignoran.

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