Page 67 - Alicia en el país de las maravillas
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Aquí intetvino el lirón con otra pregunta que parecía ha
cerla sobre dormido: -Era la mejor mantequilla ...
Alicia había estado mirando por encima de su hombro
-lAcaso es igual decir "yo respiro mientras duermo" a con alguna curiosidad.
"yo duermo mientras respiro?" -i Qué reloj tan divertido! -Óbseivó-. Marca el día del
-Para ti es la misma cosa -declaró el sombrerero. mes y no puede señalar la hora.
Aquí se interrumpió la conversación y los comensales
-lPara qué habría de señalarla? -murmuró el sombre
guardaron silencio durante un minuto, mientras Alicia repa rero-. lAcaso dice tu reloj en q.ué año nos encontramos?
saba en su mente todo lo que sabía respecto a cueivos y me -Por cierto que no -replicó Alicia apresuradamen
sas de escritorio, que no era mucho. te-. Pero eso es porque durante tanto tiempo se pasa mar
El sombrerero fue el primero en romper el silencio. cando las mismas horas ...
-lQué día del mes es hoy? -preguntó, volviéndose a
Alicia. -Ese caso es exactamente igual al mío -declaró el som
Mientras decía estas palabras había sacado el reloj de su brerero.
Alicia se sintió terriblemente desconcertada. La obseiva
bolsillo y lo miraba con aire de molestia, agitándolo de cuan- ción del sombrerero parecía no tener nada que ver con el
do en cuando y poniéndoselo junto a la oreja.
Alicia, después de pensar un instante, repuso: asunto y, sin embargo, estaba dicha con palabras muy claras.
-No le comprendo a usted -dijo con el tono más ama
-Hoy día estamos a cuatro. ble que pudo.
-iDos días de diferencia! -suspiró el sombrerero-. -El lirón se ha dormido de nuevo -declaró el sombre
iYa había dicho yo que con mantequilla no podía marchar rero, echándole un poco de té caliente encima de la nariz.
bien! El lirón sacudió la cabeza con impaciencia y dijo, sin abrir
Al hacer esta última obseivación miró con aire de enojo los ojos:
a la liebre. -Por supuesto, por supuesto. Eso era lo mismo que yo
-Era la mejor mantequilla -repuso el animal aludido me iba a decir.
;j con voz almibarada. -lNo has adivinado la charada todavía? -preguntó el
-Sí, pero tiene que haber ido con algunas migajas mez
¡ ' cladas en ella -contestó con un bufido el sombrerero-. No sombrerero, volviéndose de nuevb hacia Alicia.
-No, me doy por vencida lCuál es la respuesta?
debiste haberla puesto con el cuchillo para cortar pan.
La liebre de marzo tomó el reloj y lo miró tristemente, -No tengo ni la menor idea -contestó el sombrerero.
luego lo sumergió dentro de su taza de té, .contemplándolo -Ni yo tampoco -agregó la liebre de marzo.
Alicia suspiró con desesperación.
en seguida de nuevo. Pero parece que no encontró otra cosa -Se me ocurre que ustedes podrían aprovechar mejor el
mejor que decir que repetir su primera obseivación:
tiempo y no proponer adivinanzas cuya solución ignoran.
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