Page 32 - Alicia en el país de las maravillas
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4                                             Alicia estaba tan asustada, que corrió inmediatamente en
                        El conejo envía un mensaje                                 la dirección que le indicaba el conejo, sin tratar de explicarle
                                                                                   el error en que estaba.
                                                                                      "Me tomó por su camarera -se decía la muchacha, mien­
                                                                                   tras corría-.  iCuan sorprendido va a estar  cuando se dé
                                                                                   cuenta de quién soy yo! Pero será mejor que le traiga sus
                                                                                   guantes y su abanico, es decir, si puedo encontrarlos" ...
                                                                                      Mientras  decía· estas  palabras,  llegó  frente  a  una casa
                                                                                   blanca, pequeña y de aspecto muy limpio. En la puerta había
                                                                                   un brillante letrero que decía: "G. CONEJO". Entró, sin gol­
                                                                                  pear, y subió corriendo a los altos. Iba con mucho miedo de
                                                                                  encontrarse con la verdadera María Ana, y tuvo que dar vuel­
                                                                                  tas por toda la casa antes de encontrar el abanico y los guan­

             Era el pequeño conejo que volvía con suave trote de nuevo,           tes.
             mirando a uno ·y otro lado,  como si hubiese perdido algo.               "i Qué extraño me parece -se dijo Alicia - esto de obe­
             Murmuraba para sí mismo:                                             decer el mandado de un conejo! iCreo que ahora me irá a
                 "iLa duquesa! iLa duquesa! iAy de mis pobres patas! iAy          mandar Dinah!"
             de mis pobres bigotes y de mi pobre piel! Como que me lla­               Su imaginación empezó a soñar lo que sucedería cuando
             mo conejo, estoy seguro de que me ejecutará ... iDónde los           la gata le dijera: "iSeñorita Alicia, venga inmediatámente y
             podré haber perdido!                                                 arréglese para que vayamos de paseo!" "Voy en seguida, Di­
                 Alicia adivinó al momento que el animalito andaba bus­           nah." "iEspéreme un momento, no me puedo mover de aquí
             cando su abanico y su par de guantes, así es que, impulsada          hasta que regrese Dinah. Me he quedado vigilando esta cue­
             por su buenos sentimientos, empezó a buscarlos también. Pe­          va de ratas por si alguna quiere escapar ... " Pero luego pensó:
             ro no se veían en ninguna parte: todo parecía haber cambia­              "NO'creo que en casa soportarían mucho tiempo a Dinah
             do desde que estuvo nadando en la piscina; la gran sala, con         si empezara a dar órdenes".
             su mesa de cristal, había desaparecido completamente.                    A todo esto, Alicia había entrado a una habitación muy
                 Mientras andaba en la búsqueda de sus cosas, el conejo           pequeña, en la que se veía, junto a la ventana, una mesa y, so­
             advirtió muy pronto la presencia de Alicia y le gritó con un         bre ella, un abanico y dos o tres pares de diminutos guantes.
             tono bastante áspero:                                                Cogió el abanico y un par de guantes y, precisamente cuan­
                 -lQué es esto, María Ana? lQué andas haciendo por                do iba a salir del cuarto, vio una _botella que estaba junto al
             aquí? Anda corriendo a casa y tráeme un par de guantes y un          espejo. Esta vez no tenía ninguna etiqueta que dijera: "Bébe­
             abanico. iDate prisa!                                                me"; sin embargo, la destapó y se la llevó a los labios.

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