Page 35 - Alicia en el país de las maravillas
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"Estoy segura de que algo interesante va a suceder -se   y conejos. Querría no haber entrado por aquella madriguera
 dijo - cada vez que yo beba o coma algo, así es que veré qué   del conejo y, sin embargo, no deja de ser curiosa esta nueva
 efecto me producirá el contenido de esta botella. Espero que   vida. No sé qué es lo que ha podido pasarme. Cuando leía
 me hará crecer de nuevo, porque, en realidad, ya estoy em­  cuentos de hadas me imaginaba que tales cosas no podían
 pezando a cansarme de ser una cosa tan pequeña."   ocurrir, y he aquí que ahora me suceden a mílas mismas aven­
 El líquido dio el resultado que ella esperaba y muchqmás   turas. iDebería haber un libro escrito sobre mí! Cuando crez­
 ligero de lo que hubiera creído. Antes de que se hubiera be­  ca, yo escribiré uno, pero, en realidad, ahora estoy creciendo
 bido la mitad de la botella se encontró con que la cabeza to­  -agregó en tono quejumbroso- tanto, que ya no hay sitio
 paba el techo y tuvo que dejar de beber para que no se le   para que crezca más" ...
 rompiera el cuello. Puso rápidamente la botella en el suelo,   "Pero luego -siguió pensando Alicia-, lcómo podré
 diciendo:   aprender mis lecciones aquí? Apenas si hay sitio ... Es impo­
 "iYa es suficiente! Espero que no seguiré creciendo, por­  sible que pueda traer los libros"  ...
 que, de ser así, no voy a poder salir p<}lr la puerta ... iAy, querría   Siguió pensando y pénsando en lo mismo, viendo el asun­
 no haber bebido tanto!"   to por todos sus aspectos, conversando con ella misma res­
 Pero ya era demasiado tarde. Alicia siguió creciendo y   pecto a las ventajas y desventajas de su nueva situación. Al
 creciendo. Pronto tuvo que ponerse de rodillas en el suelo,   cabo de algunos minutos, oyó una voz que gritaba afuera, y
 pero después ya el espacio era pequeño hasta para estar así.   se puso a escuchar:
 Trató ge tenderse, con un codo contra la puerta y el otro bra­  -iMaría Ana! iMaría Ana, tráeme inmediatamente mis
 zo doblado sobre la cabeza ... Seguía creciendo y, como últi­  guantes!
 mo recurso,  sacó un brazo por  la ventana y el pie por la   En seguida sintió el ruido de pequeñas pisadas que subían
 chimenea, pensando:   la escalera. Alicia estaba segura de que era el conejo que
 "Suceda lo que suceda, ya no puedo hacer más. lQué será   venía a bu�carla, y esta idea la hizo temblar en tal forma que
 de mí?"   estremecía toda la casa, sin recordar que ahora era cien ve­
 Felizmente para Alicia, la pequeña botella había termi­  ces el tamaño del conejo y que, por consiguiente, no había
 nado de hacer su mágico efecto y la muchacha no siguió cre­  nada que temer.
 ciendo, a pesar de que ya se encontraba bastante incómoda y   El conejo llegó hasta la puerta y trató de abrirla, pero la
 no le parecía posible poder salir nunca más de la habitación,   puerta se abría hacia adentro y el codo de Alicia la sujetaba,
 por muy desgraciada que se sintiera.   por consiguiente, el animal no pudo lograr su intento. Alicia
 "Era mucho más agradable estar en casa -pensó la po­  oyó que decía:
 bre Alicia-, donde uno no está siempre achicándose y cre­  "Trataré de entrar por la ventana".
 ciendo, ni tampoco tiene que obedecer las órdenes de ratas   "Eso no lo conseguirás", pensó Alicia, y después de espe-


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