Page 34 - Alicia en el país de las maravillas
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"Estoy segura de que algo interesante va a suceder -se y conejos. Querría no haber entrado por aquella madriguera
dijo - cada vez que yo beba o coma algo, así es que veré qué del conejo y, sin embargo, no deja de ser curiosa esta nueva
efecto me producirá el contenido de esta botella. Espero que vida. No sé qué es lo que ha podido pasarme. Cuando leía
me hará crecer de nuevo, porque, en realidad, ya estoy em cuentos de hadas me imaginaba que tales cosas no podían
pezando a cansarme de ser una cosa tan pequeña." ocurrir, y he aquí que ahora me suceden a mílas mismas aven
El líquido dio el resultado que ella esperaba y muchqmás turas. iDebería haber un libro escrito sobre mí! Cuando crez
ligero de lo que hubiera creído. Antes de que se hubiera be ca, yo escribiré uno, pero, en realidad, ahora estoy creciendo
bido la mitad de la botella se encontró con que la cabeza to -agregó en tono quejumbroso- tanto, que ya no hay sitio
paba el techo y tuvo que dejar de beber para que no se le para que crezca más" ...
rompiera el cuello. Puso rápidamente la botella en el suelo, "Pero luego -siguió pensando Alicia-, lcómo podré
diciendo: aprender mis lecciones aquí? Apenas si hay sitio ... Es impo
"iYa es suficiente! Espero que no seguiré creciendo, por sible que pueda traer los libros" ...
que, de ser así, no voy a poder salir p<}lr la puerta ... iAy, querría Siguió pensando y pénsando en lo mismo, viendo el asun
no haber bebido tanto!" to por todos sus aspectos, conversando con ella misma res
Pero ya era demasiado tarde. Alicia siguió creciendo y pecto a las ventajas y desventajas de su nueva situación. Al
creciendo. Pronto tuvo que ponerse de rodillas en el suelo, cabo de algunos minutos, oyó una voz que gritaba afuera, y
pero después ya el espacio era pequeño hasta para estar así. se puso a escuchar:
Trató ge tenderse, con un codo contra la puerta y el otro bra -iMaría Ana! iMaría Ana, tráeme inmediatamente mis
zo doblado sobre la cabeza ... Seguía creciendo y, como últi guantes!
mo recurso, sacó un brazo por la ventana y el pie por la En seguida sintió el ruido de pequeñas pisadas que subían
chimenea, pensando: la escalera. Alicia estaba segura de que era el conejo que
"Suceda lo que suceda, ya no puedo hacer más. lQué será venía a bu�carla, y esta idea la hizo temblar en tal forma que
de mí?" estremecía toda la casa, sin recordar que ahora era cien ve
Felizmente para Alicia, la pequeña botella había termi ces el tamaño del conejo y que, por consiguiente, no había
nado de hacer su mágico efecto y la muchacha no siguió cre nada que temer.
ciendo, a pesar de que ya se encontraba bastante incómoda y El conejo llegó hasta la puerta y trató de abrirla, pero la
no le parecía posible poder salir nunca más de la habitación, puerta se abría hacia adentro y el codo de Alicia la sujetaba,
por muy desgraciada que se sintiera. por consiguiente, el animal no pudo lograr su intento. Alicia
"Era mucho más agradable estar en casa -pensó la po oyó que decía:
bre Alicia-, donde uno no está siempre achicándose y cre "Trataré de entrar por la ventana".
ciendo, ni tampoco tiene que obedecer las órdenes de ratas "Eso no lo conseguirás", pensó Alicia, y después de espe-
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