Page 37 - Alicia en el país de las maravillas
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rar el tiempo que supuso necesario para que el conejo estu­  "lCuántos serán los invernaderos de cristal que hay por
 viera inmediatamente debajo de la ventana, sacó la mano y la   ahí abajo? -se preguntó Alicia-. lQué intentarán hacer
 movió en el aire, como si tratara de coger algo. Por cierto que   ahora? Respecto a sacarme por la ventana, quisiera que lo
 no tomó nada, pero sintió un pequeño chillido, el ruido de un   ensayaran  ... El caso es que ya no aguanto más aquí donde es­
 cuerpo que cae y de  cristales rotos, con  lo  que dedujo que  era   toy"  ...
 posible que el conejo hubiese caído en su invernadero de  co­  Esperó otro rato, sin oír nada más. Después sintió el cru­
 les, o algo por el estilo.   jido de las ruedas de una carretilla y el ruido de muchas vo­
 Luego oyó una voz enojada; era la del conejo:   ces que hablaban todas juntas. Pudo escuchar estas palabras:
 -iTopo! iTopo! lDónde te has metido? En seguida sin­  -lDónde está la otra escalera?
 tió otra voz que contestaba:   -No he traído nada más que una: Guillermito trajo la
 -Aquí estoy,  su  señoría,  cavando la  tierra para sacar  otra. iEh, Guillermito, tráela aquí! iPonla en  este rincón! No,
 manzanas.   amárrala primero. Amárrala una con otra, porque así no al­
 -lConqµe sacando manzanas, .eh? -dijo el conejo con  canzan ni la mitad de la altura.
 tono enojado-. Ven inmediatamente a ayudarme.   -iAquí, Guillermito, agárrate bien de esa cuerda!
 Luego se sintieron más ruidos de cristales rotos.   -lSoportará el techo?
 -Dime ahora, topo, lqué es eso que hay en la ventana?  -iCuidado con esa teja suelta! iOh, se está cayendo!...
 -Es un brazo, ciertamente, su señoría.  iAgachen la cabeza!
 -lUn brazo? iQué tonto eres! lDónde se ha visto nun-  Aquí se produjo un fuerte estrépito.
 ca un brazo de ese tamaño que llena toda la ventana?   -lQuien hizo eso?
 -Así es, su señoría. Pero en realidad se trata de un bra­  -Creo que fue Guillermito.
 zo  ...     -lQuién bajará por la chimen.ea?
 -Bueno, en todo caso, sea lo que sea, nada tiene que ha­  -Yo no, por ningún motivo  ...
 cer ahí. Anda y sácalo.   -Hazlo tú.
 Después de esto se produjo un largo silencio, y Alicia sólo   ·-No, Guillermito lo tiene que hacer.
 podía oír, de cuando en cuando, murmullos como éstos:   -iVen acá, Guillermito; el patrón dice que eres  tú quien
 -La verdad es que no me gusta, su señoría  ... No me gus­  debe bajar!
 ta nada  ...   "lConque Guillermito es quien ha bajado por la chime­
 -Haz lo que te mando, cobarde.·  nea? -se dijo Alicia-. iParece que pretenden echarle todo
 Ella, entonces, sacó de nuevo la mano y volvió a hacer  encima al pobre! No quisiera estar en lugar de Guillermito
 otra voltereta en el aire. Esta vez fueron dos chillidos los que   por ningún motivo, porque, aunque la chimenea es estrecha,
 se sintieron, seguidos de nuevos ruidos de cristales rotos.   creo que bie:a puedo dar un puntapié hacia dentro."


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