Page 30 - Alicia en el país de las maravillas
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-iNo está usted prestando atención! -dijo la rata seve­                -lY quién es Dinah, si es que me puedo permitir pre­
           ramente a Alicia-. lEn qué está pensando?                              guntárselo? -la interrogó el loro.
               -Perdóneme  -repuso  Alicia  humildemente -.  Creo                    Alicia se apresuró a responder, porque siempre estaba
           que ha llegado usted a la quinta parte ...                             lista para disertar respecto a sus regalones.
               --iNo es así! -contestó enojada la rata.                              -Dinah es nuestra gata. iNo se pueden imaginar uste­
               -iUn nudo! -exclamó la muchacha, tratando siempre                  des lo lista que es para cazar ratas! Y, ioh, me gustaría que la
           de ser útil y mirando a su alrededor-. Permítame usted que             vieran cuando persigue a los pájaros! iSe puede comer un pa­
           la ayude a deshacer el nudo de su historia.                            jarito en menos tiempo de lo que uno de demora en mirarlo!
               -No consentiré semejante  cosa  -repuso la  rata,  le­                El discurso produjo un efecto extraordinario en la réu­
           vantándose y yéndose de allí, mientras murmuraba -: iMe ha             nÍón. Algunos de los pájaros presentes se apresuraron a salir
           insultado usted al decir esas tonterías!                               volando. Una urraca se acurrucó; diciendo:
               -Perdóneme, pero lo he dicho sin ninguna mala inten­                  -En realidad, debo volver a ·casa. El aire de la noche me
           ción -suplicó la pobre Alicia-. iSe ofende usted con dema­             hace mal para la garganta.
           siada. facilidad!                                                         El canario llamó a sus pequeños con voz temblorosa:
               La rata sólo gruñó como respuesta.                                    -Vengan, vengan, hijitos. iEs tiempo de más para que
               -Vuelva usted, se lo ruego, para que termine su historia           ustedes ya estén en la cama!
           -siguió llamándola Alicia, mientras todos le hacían coro-.                Con diferentes pretextos, todos se marcharon y Alicia
           Siga, por favor.                                                       quedó sola.
               Pero la rata sólo movió la cabeza negativamente y con im­             -iQuisiera no haber nombrado a Dinah!  -se dijo a sí
           paciencia, mientras se alejaba aun más ligero.
               -iQué lástima que no se haya quedado! -suspiró el lo­              misma con tono melancólico-. iNadie parece quererla aquí,
           ro tan pronto como la rata se perdió de vista.                         aunque estoy segura de que es la mejor gata del mundo! iüh,
               Un viejo cangrejo aprovechó la ocasión para decir a su             mi querida Dinah, me pregunto si te volveré a ver!
           hija:                                                                     Al d,icir esto, la pobre pequeña se puso a llorar de nue­
               -iFíjate bien, hijita, eso te servirá de lección para no de­       vo, porque se sentía muy sola y deprimida. Sin embargo, mo­
           jarte llevar jamás de tu mal humor!                                    mentos después, volvió a sentir el ruido de pequeñas pisadas
               -iSujeta la lengua, papá! -repuso la pequeña cangreja              a la distancia. Miró con la esperanza de que la rata hubiese
           con tono de molestia-. iEres capaz de acabar con la pacien­            cambiado de parecer y pudiera volver a terminar su historia ...
           cia de una ostra!
               -iQué  lástima  qué  no  estuviese Dinah  aquí!  Habría
           traído de nuevo a la rata en un instante -observó Alicia sin
           dirigirse a nadie en particular.

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