Page 57 - El vampiro vegetariano
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de oír los golpes secos del martillo y el crujido de
 la estaca al penetrar en el pecho del vampiro.
 Al  amanecer  salió  al  balcón,  y  en  el  suelo

 encontró un sobre con su nombre. Era una carta
 de Camila:


 Querida Lucía:

 Gracias una vez más por tu ayuda. Eres muy valiente,
 y siempre recordaré lo que has hecho por mí.
 La nota que me dejó Tomás en el buzón también me ha

 ayudado mucho, pues cuando Lucarda me ha atacado ya
 estaba prevenida. Dale las gracias de mi parte.
 Yo ahora tengo que irme por unos días. Volveré el
 domingo  por  la  tarde,  y  os  prepararé  una  opípara

 merienda; venid a mi casa hacia las seis: tengo muchas   La  persiana  del  balcón  de  su  vecina  estaba
 cosas que contaros.   bajada del todo. ¿Se habría ido para deshacerse del

 No tenéis nada que temer de Lucarda. Podéis dormir
 tranquilos y con las ventanas abiertas.   cuerpo de Lucarda? Era lo más probable, pues no
 Un cariñoso abrazo de vuestra amiga   podía  clavarle  una  estaca  en  el  corazón  y  luego

        llamar a la funeraria y decirles que se lo llevaran.
 Camila   Lucía  se  estremeció  al  pensar  en  la  macabra
        situación.

           Volvió  a  entrar  en  su  cuarto,  se  tumbó  en  la
        cama y se quedó profundamente dormida.









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