Page 62 - El vampiro vegetariano
P. 62

El argumento era razonable. Además, Camila decía

                                                                                      en  su  carta  que  no  tenían  nada  que  temer  de
                                                                                      Lucarda. ¿Le habría hecho algo a! vampiro que lo

                                                                                      dejaba impotente para atacarlos?
                                                                                      •  —Está  bien,  le escucho  -dijo  Lucía-. Pero  no se
                                                                                      acerque ni un centímetro más o gritaré. El parque

                                                                                      está  lleno  de  gente,  y  además  hay  guardas.  Y  yo
              LUCÍA se pasó toda la mañana enfrascada eh sus                          puedo  gritar  tan  fuerte  como  la  sirena  de  los
              pensamientos. Entre la excitación y el cart- sancio,                    bomberos.
              no  podía  concentrarse  ni  en  los  libros  ni  en  las               —No  te  preocupes,  solo  quiero  hacerte  algunas

              explicaciones de los profesores#                                        preguntas.  En  primer  lugar,  quisiera  saber  qué
                 Al  volver  hacia  casa,  se  sentó  a  descantar  urt               piensas de mí.
              momento en el mismo banco en que había estado                           «¡Vaya morro!*, pensó la niña sin atreverse a decirlo

              hablando  con  Tomás,  y  a  punto  estuvo  de
              quedarse  dormida.  Pero  una  voz  grave  y  pro-                      en voz alta. «Lo pillo en la habitación de Camila, a
              funda la sacó de su sopor:                                              punto de abalanzarse sobre ella, y me pregunta qué

                 —Hola, Lucía.                                                        pienso de él...»
                 La niña abrió los ojos sobresaltada y vio que en                     —¿Crees que soy un violador, o un ladrón,
              el  otro  extremo  del  banco  se  había  sentado  un                   0  algo por el estilo? -preguntó Lucarda.

              hombre.  Un  hombre  pálido  y  vestido  de  negro                      —No. No creo que sea un violador o un ladrón.
              que la miraba fijamente.                                                —¿Entonces...?
                   —¡Señor Lucarda! -exclamó ella con horror. —                       —Es usted un vampiro -dijo ella al fin.

                   Tranquilízate -dijo él sin moverse-. Si quisiera                   1  —Vaya, veo que sabes del asunto más de lo que
                  hacerte daño, lo habría hecho mientras estabas                      yo creía. ¿Te lo ha dicho Camila?
                          adormilada. Solo quiero hablar contigo.                     Al rememorar lo ocurrido, cayó en la cuen-
   57   58   59   60   61   62   63   64   65   66   67