Page 56 - El vampiro vegetariano
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de oír los golpes secos del martillo y el crujido de
la estaca al penetrar en el pecho del vampiro.
Al amanecer salió al balcón, y en el suelo
encontró un sobre con su nombre. Era una carta
de Camila:
Querida Lucía:
Gracias una vez más por tu ayuda. Eres muy valiente,
y siempre recordaré lo que has hecho por mí.
La nota que me dejó Tomás en el buzón también me ha
ayudado mucho, pues cuando Lucarda me ha atacado ya
estaba prevenida. Dale las gracias de mi parte.
Yo ahora tengo que irme por unos días. Volveré el
domingo por la tarde, y os prepararé una opípara
merienda; venid a mi casa hacia las seis: tengo muchas La persiana del balcón de su vecina estaba
cosas que contaros. bajada del todo. ¿Se habría ido para deshacerse del
No tenéis nada que temer de Lucarda. Podéis dormir
tranquilos y con las ventanas abiertas. cuerpo de Lucarda? Era lo más probable, pues no
Un cariñoso abrazo de vuestra amiga podía clavarle una estaca en el corazón y luego
llamar a la funeraria y decirles que se lo llevaran.
Camila Lucía se estremeció al pensar en la macabra
situación.
Volvió a entrar en su cuarto, se tumbó en la
cama y se quedó profundamente dormida.
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