Page 28 - ¡Ay, cuánto me quiero!
P. 28
— ¿Qué? — me dijo, de sujeta una punta de la cuerda,
nuevo con cara de sorpresa. mi amigo imaginario que te re
— Sí, te regalo a mi amigo galé sostiene la otra punta y tú
imaginario. Tiene muy poco saltas.
uso. Lo inventé a la hora de al — ¡Qué entretenido! ¡Gra
muerzo. cias! — me dijo esa niña sonriendo.
— Muchas gracias. Esa noche, después de co
— De nada. Espero que te mida, pensé en lo feliz que se ha
sirva. bía puesto esa niña cuando le
Qué generoso estoy última regalé a mi amigo imaginario y
mente. Esa niña se veía más con eso que no me costó nada inven
tenta ahora. Regalarle mi amigo tarlo. Sentí algo extraño, como
imaginario fue un magnífico ganas de regalarle más cosas para
negocio, porque ya me tenía que se pusiera contenta de nue
cansado. Por si fuera poco, se me vo. También pensé si acaso el
ocurrió una idea fenomenal: amigo imaginario que le di le
— Ahora pueden jugar los serviría para espantar a los
tres. Por ejemplo: a saltar la monstruos de la noche, que tan
cuerda. Tu amigo imaginario to la asustaban.
32 33