Page 29 - ¡Ay, cuánto me quiero!
P. 29

— ¿Qué?  — me  dijo,  de   sujeta  una  punta  de  la  cuerda,


 nuevo con cara de sorpresa.  mi  amigo  imaginario  que te  re­
 — Sí,  te  regalo  a mi  amigo   galé  sostiene  la  otra  punta y  tú

 imaginario.  Tiene  muy  poco   saltas.

 uso.  Lo  inventé a la hora de  al­  — ¡Qué  entretenido!  ¡Gra­

 muerzo.  cias! — me dijo esa niña sonriendo.

 — Muchas gracias.  Esa  noche,  después  de  co­

 — De  nada.  Espero  que  te   mida, pensé en lo feliz que se ha­

 sirva.  bía  puesto  esa  niña  cuando  le

 Qué generoso estoy última­  regalé  a  mi  amigo  imaginario  y

 mente. Esa niña se veía más con­  eso que no me costó nada inven­

 tenta ahora.  Regalarle mi  amigo   tarlo.  Sentí  algo  extraño,  como

 imaginario  fue  un  magnífico   ganas de regalarle más cosas para

 negocio,  porque  ya  me  tenía   que  se  pusiera contenta  de  nue­

 cansado. Por si fuera poco, se me   vo.  También  pensé  si  acaso  el

 ocurrió una idea fenomenal:  amigo  imaginario  que  le  di  le

 — Ahora  pueden  jugar  los   serviría  para  espantar  a  los

 tres.  Por  ejemplo:  a  saltar  la   monstruos de la noche,  que tan­

 cuerda.  Tu  amigo  imaginario  to la asustaban.


 32                              33
   24   25   26   27   28   29   30   31   32   33   34