Page 6 - El Príncipe
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Capítulo
De los principados mixtos
Pero las dificultades existen en los principados nuevos. Y si no es nuevo del
todo, sino como miembro agregado a un conjunto anterior, que puede
llamarse así mixto, sus incertidumbres nacen en primer lugar de una natural
dificultad que se encuentra en todos los principados nuevos. Dificultad que
estriba en que los hombres cambian con gusto de señor, creyendo mejorar; y
esta creencia los impulsa a tomar las armas contra él; en lo cual se engañan,
pues luego la experiencia les enseña que han empeorado. Esto resulta de
otra necesidad natural y común que hace que el príncipe se vea obligado a
ofender a sus nuevos súbditos, con tropas o con mil vejaciones que el acto
de la conquista lleva consigo. De modo que tienes por enemigos a todos los
que has ofendido al ocupar el principado, y no puedes conservar como
amigos a los que te han ayudado a conquistarlo, porque no puedes
satisfacerlos como ellos esperaban, y puesto que les estás obligado,
tampoco puedes emplear medicinas fuertes contra ellos; porque siempre,
aunque se descanse en ejércitos poderosísimos, se tiene necesidad de la
colaboración de los «provincianos» para entrar en una provincia. Por estas
razones, Luis XII, rey de Francia, ocupó rápidamente a Milán, y
rápidamente lo perdió; y bastaron la primera vez para arrebatársele las
mismas fuerzas de Ludovico; porque los pueblos que le habían abierto las
puertas, al verse defraudados en las esperanzas que sobre el bien futuro
habían abrigado no podían soportar con resignación las imposiciones del
nuevo príncipe.
Bien es cierto que los territorios rebelados se pierden con más dificultad
cuando se conquistan por segunda vez, porque el señor, aprovechándose de
la rebelión, vacila menos en asegurar su poder castigando a los
delincuentes, vigilando a los sospechosos y reforzando las partes más
débiles. De modo que, si para hacer perder Milán a Francia bastó la primera
vez con duque Ludovico que hiciese un poco de ruido en las fronteras, para