Page 66 - Autobiografia de mi Madre v.2
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absoluto� sólo !os suaves suspiros de satisfacdón en el en él, no vefa d momento de quitármelo y volver a
recuerdo. IV1e llevó al interlor de la casa; me hizo café, · ponerme mi ropa,
fuerte y caliente, con leche f r esca que había traído a quella Nos sentamos en dos sillas� sin mirarnos de frente�
misma mañana recién ordeñada de u n as cuantas vacas conversando sin pronunciar una sola palabra, intercam
que guardaba no demasiado lejos de la casa. Él no biando pensamientos. Me habló de su vida, de una
estaba en casa ahora; había venido y se había vuelto a ocasión en la que estaba nadando; era un domingo,
marchar. Pasé el día con ella; p asé la noche con éL había estado en la iglesia, se fue a nadar y estuvo a
No fue un pacto hecho con palabras, no podía ser punto de aho garse, y desde entonces no había vuelto a
hecho con palabras. Aquel día me mostró cómo debía nadar, nunca más, aunque habfan pasado muchos años..
prepararle a él u n a taza de café; le gustaba tomar el Aquello le había sucedido cuando era roda vía una niña;
café tan f u erte q ue su aroma dominara sobre el de ahora nunca se metía en el agua cuando iba al mar, se
cualquier otrn cosa que se le qulsiera aña dir. Ella lo ex" Jimitaha a contemplarlo; y no respondió a mj silencio
r,rcsó diciendo: '"Tiene un sabor tan fuerte que podrías sa pregun t a, si cuando contemplaba el mar no
cebarle cualquier cosa, él nunca lo notaría . Entre no fo.mentaba no poder ya formar parre de su inmensi
n
sotras, cuando estábamos soias hablábamos en criollo dad, no pudo responder, tanta era la melancolía q ue
francés, la lengua del cautivo, del ilegítimo; nunca ha� había aplastado su vida. En el mismo instante en que
blábamos acerca de lo que estábamos haciendo, nunca conoció a su monsieur L.aBatte -así le llamaba enmnF
hablábamos mucho rato seguido, hablábamos de las ces, más tarde empezó a llamarle Jack, ahora le llamaba
cosas que teníamos delante y luego guard:íbamos si f]- quiso q ue la poseyera, No recordaba el color q ue
lencio. Las instrucciones para preparar café habían tenía la luz de aquel día. Él no se fijó en ella, no deseó
estado precedidas de un silencio; siguió luego otro si poseerla; sus brazos eran poderosos 1 sus labios eran
lencio. No se lo dije a ella, no quería hacerle caf é a él, poderosos, caminaba con paso decidido� con un pro
jamás !e haría un café, no necesitaba saber cómo debía pósito, incluso cuando no se dirigía a ningún lugar
prepararle el café a ese hombre, ¡ningún hombre be cOncreto; ella le aró a su persona, un hechizo, 9 ueria
bería nunca un café preparado por mis manos de esa injertarse en él, como se hace con los árboles. Empezó
forma! Eso no lo dije en voz alta. Ella me lavó el pelo en el mundo de lo sobrenatural; tenía la esperanza de
y me lo aclaró con una infusión de ortigas; me lo peinó acabar en el mundo real. Lo único c 1 ue q uería era te
amorosamente ) admirando lo abundante y espeso c ¡ue nerle; él no iba a ser tenido, no sería contenido. Desear
lo tenia; me dio una fricción en el cuero cabelludo con lo que nunca tendrás y darce cuenta demasiado rarde
aceite Je ricino que ella misma había extraído de las de que nunca lo tendrás equivale a una vida aplastada
semill::is de esa planta; me reco g ió el pelo en dos tren por la melancolía. Ella quería un hijo, pero su útero era
zas, como yo siempre lo llevaba. Luego me bañó y me como un colador; nunca contendría un hijo� no con
hizo poner otro vestido que ella había llevado cuando tendría nada ahora. Yacía marchito dentro de ella; quizá
era una mujer joven. El vestido me sentaba perfecta su rostro era el reflejo de aquél: marchito ) seco, como
mente bien ) me sentía sumamente incómoda enfundada una fruta que ha perdido todo su jugo. ¿ V a loraba yo
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