Page 57 - Autobiografia de mi Madre v.2
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muchísimo más ;idc1ante, cuando todas esas cosas se estaba, también solo, en una habitación al otro ]ado de
habían convertido en una parte de mí, una parte de mi la casa, una habitación en la que ¡,,uardaba dinero que le
vida cotidiana > ya no me era posible recuperar ese sen gustaba contar una y otra vez; no era todo el dinero
timiento exultante, aunque lo anhelaba; ansiaba sentir que posefa en el mundo. La primera vez que v] a 1na
la novedad una ,,ez más, encontrar una fuente de a.le dame LaBatte estaba de pie junto al umbral de su
g ría brotando en mi interior, sentirme Hena. de preciosa casa, en 1a puerta de entrada > con su bonito y
es p eranza > sentirme joven otra vez. Todavfa ho y sus p i p ulcro p atio lleno de flores y p iedras apiladas primo
ro por volver a sentirme vi g orosa, por sentir que no rosamente; a izquierda y derecha tenía dos grandes
moriré nunca, peto ya no es posible; lo más que pue matas de plumbago con sus flores azules inmóviles
do hacer e,s desearlo, nunca volveré a ser como era bajo el aire caliente. Llevaba un vestido blanco de un
enronc<.:R. tejido grueso y adornado con bordados de flores y
Mucho después de q ue mi padre me apartara de su hojas; reparé en ello porque era un vestido que en
casa y de la presencia de su esposa, comprendí que él Mahaut nadie habría llevado más que para ir a la iglesia
sabía q ue era necesario hacerlo. Nunca supe qué había los domin g os. Su vestido no estaba gastado y lo lleva•
observado en mí, nunca supe lo q ue quería para mí o ba limpio; no tenía un corte elegante sino suelto, no le
de mf; en nq ueJ momento llevá�eme a Roseau parecía sentaba bien, como si su pro p io cuerpo hubiera deja
tener un propósito; q uería que continuara yendo a la do de rener interés para ella. Mi p adre habló con ella,
escuela, q uería que al ún dfa me convirtiera en maes ella habló con mi padre, habló conmigo; me observó,
g
tra� q uería poder decir que su hija era maestra en una yo la observé a ella. No lo hicimos para estudiarnos
escuela. El hecho de gue yo pudiera tener mis propias mutuamente; no sé lo que creyó ver en mis újos } pero
aspiraciones nj se le p a�aba por la cabeza, y sj tenia mis p or mi p arte, ahora puedo decir q ue sentí una simpatía
pro p ias aspiraciones, ni yo misma lo sabfa. Tampoco instintiva por ella. No sé por qué sentí sim p atía y no
sabía cómo vivía él d ambiente q ue se respiraba en su todo 1o contrario, pero el caso es que sentí simpatía.
propio hogar. Jamás me dijo qué era lo q ue había visto Quizá fuera porgue tenía el aspecto de alguien que ha
en mi rostro. Pero me llevó a esa casa de un hombre al conseguido obtener al g o que deseaba enormemente.
gue conocía por ne g ocios y me dejó al cuidado de ese Había deseado con todas sus fuerzas casarse con
hombre y de su esposa. Yo era su huésped, pero a mi monsieur LaBarte. Me lo dijo la mujer gue venía todos
manera pa g aba. A cambio de la hablración v la comi los dfas a lavarles la ropa. El hecho de q uerer desesp e
da realizaba algunas tareas domésticas.' No hice radamente casarse con hombres, por ]o que yo he visto,
objeciones, no podfa hacer objeciones, no quería hacer no es un error dé las mujeres, sino sólo que, bueno >
objeciones, entonces no sabía cómo hacer objeciones ¿qué otra cosa les queda a las mujeres, qué otra cosa
abiertamente. pueden hacer? Nunca me explicaron por qué deseaba
Conocí a monsieur y madame una tarde, una tarde casarse con él. Lo supuse: era un hombre físicamente
muy calurosa. Eso es lo g ue eran para mí entonces: fuerte, ella debió de sentirese atraída por su fornido
monsieur y madame. Primero la conocí a ella, sola; él cuerpo1 sus fuertes manos, su poderosa boca; era una
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