Page 17 - Autobiografia de mi Madre v.2
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tierra muy prensada, y a cada paso que daba me sentía detalle, en el momento en que se presentaba, quedaba
torpe; el suelo se movía bajo mis pies, que resbalaban · grabado en mi mente con tal intensidad y nitidez que
hacia atrás. La carretera se extendía ante mí hasta des ahora no dudo de la fidelidad de mis recuerdos; en
vanecerse tras una curva; seguimos andando hacia aquel momento no significaban nada, carecían de con
aquella curva, IJegamos a la curva y la curva dio paso a texto, yo no sabía aún cuál iba a ser el curso de los
otro tramo de carretera al final del cual había otra cur acontecimientos, no conocía los antecedentes. Jv1i maes-
va. Llegamos a la escuela antes de que acabara la última tra era una mujer que había sido e d ucada por
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curva. Era un edificio pequeño con una puerta y cua misioneras metodistas; pertenecía al pueblo africano, ti r
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tro ·ventanas; tenía el sucio de madera; un pequeño reptil yo lo veía claramen e, y había en ontrado en ello una ,,,,-h�� � w.,,' \l,i- � "v-
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se arrastraba sobre una viga en el techo; había tres lar fuente de hum1lJac10n y de avers1on por s1 misma; lle- J,e.
gos pupitres alineados uno detrás del otro; había una � la desesperación como si fuera una prenda de
gran mesa de madera y una silla frente a los tres pupi vestir, como un manto o un bastón en el que apoyarse
tres largos; en la pared, detrás de la mesa y la silJa de constante�:0_{;:_�.t-�_, __ 1:-1:1_�.--�-�E��-cia que nos tran_�.l!l:�-�g-��--ª
madera había un mapa; en la parte superior del mapa nosotros. No sentía afecto por nosotros; nosotros no
estaban las palabras "E] Imperio Británico". Esas fue sentíamos afecto por ella; no sentíamos afecto el uno
rpn las primeras palabras que aprendí a leer. por el otro entonces, ni "Ilunca. Eramos siete �iñ¿;;~·;:
En aquella estancia siempre había exclusivamente yo. Los niKOStaíTISlén rert-Cñecían todos al pueblo afri
chicos; no me senté en un aula con otras chicas hasta cano. Mi maestra y esos niños no dejaban de mirarme:
que fui mayor. No estaba asustada ante aquella situa yo tenía las cejas muy pobladas; mi cabello era áspero,
ción, nueva para mí: no conocía ese sentimiento tupido y ondulado; tenía los ojos muy separados y al
entonces y sigo sin conocerlo ahora. No estaba asusta mendrados; mis labios eran grandes y se estrechaban
da porgue mi madre había muerto ya, y eso es Jo único de repente. Yo pertenecía al pueblo africano, pero no
de lo que un niño tiene realmente miedo; cuando yo exclusivamente. Mi madre era caribeña _y eso era lo
nací, mi madre murió, y yo llevaba ya todos aquellos que veían cuando me miraban: el pueblo caribeño ha- /, ·
años viviendo con Eunice, una mujer que no era mi bía sido vencido y luego exterminado, arrojado y ,---
madre y no podía quererme, y sin mi padre, sin saber � sparcí<lo como semillas en un ja.rdín; el pueblo africa-
nunca cuándo iba a verle de nuevo, así que no estaba no había sido ��!.!__<,>tado pero había sobrevivido.
asustada por la nueva situación c1ue me tocaba vivir Cuando me miraban a mí veían sólo la parte corres
(Quizá no sea del todo cierto que no estuvlCra asusta pondiente al pueblo caribeño. Se equivocaban, pero
da entonces, pero sin duda aquéUa no iba a ser la única yo no se lo dije.'
ocasión en la que no quisiera reconocer mi propia vul Empecé a hablar bastante abiertamente entonces ...
nerabilidad). c.onmigo misma muy frecuentemente, con otras per-
Si hablo ahora de agudlos primeros días con clari sólo cuando era absolutamente necesario. En la
dad y capacidad de reflexión no es porque invente nada, :, e,,cuela hablábamos inglés -inglés correcto, no crio
ni tendría por c¡ué sorprender; por aquel entonces cada mientras que entre nosotros hablábamos francés
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