Page 156 - Autobiografia de mi Madre v.2
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simplemente como hOinbrc, que existe sólo gradas sclas a ]a gence necesitada pero daba sólo lo )USro para
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al gentilicio o al si g no de linaje que acompaña a la evitar un escándalo; el resto lo vendía, y cuanto menos
palabra hombre. podía p:ag .u una persona, cuantó más necesitada esta
Fuera, f u era de mí padre, fuera de la isla en la que b-a, más le cobraba. Lazarus era una de esas personas,
había nacido, fuera de la isla en la que ahora vivía su de las más necesitadas, sin posibilidades de paga r; el
vida, el mundo seguía su curso, cada gran aconteci acontecimiento del encuentro entre el pueblo africano
miento u n c n t-ayo p ara el futuro t c a da gran y d hon1bre con linaje había calado en él, también en
acontecimiento una recaphuladón del pasado; pero él, tan sutilmente que cualquier forma q ue eligiese para
dentro, dentro de mi padre (y también dentro de la isla expresarse era un recordatorio de aquello: le habría
en fa que había nacido, dentro de fa isla en la que ahora sonado a música celestial todo ld que tuviera q ue ver
vivía), un acontedmiento c¡ue se había producido hada con la idea de la libertad, lo contrario de pasar el día
clentos de años, continuaba vivo si iendo un curso tumbado en la arena cerca del mar 1 con una plaCldez
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tan sutil que se había convercido en la auténtica expre llena de abulia. Así, cuando Lazarus le pidió a mi pa
sión de su pctsonaHdad� se había convertido e� 1a dre los clavos c¡ue necesitaba para acabar el tejado de
esencia de quién era realmente él; y él había lle g ado a su casa, la lucha que mi padre libraba interiormente
despreciar a todos aquellos que se comportaban como entre el hombre con linaje y la horda había quedado
pertenecientes a! pueblo africano: no todos aquellos zanjada hada tiempo ) también ahora había vencido cl
que tenían su aparlenda, sólo q uienes se comportaban hombre con lin:a¡e� y mi padre le dijo a L 1. zarus que no
como tales, todos quienes habían sido derrotados, con Je quedaban clavos. Por aquel entonces yo tenia djez
dena<los, conc1uistados, los pobres, los enfermos, los años de edadj no conocía a mi madre, había muerto
que tenían la cabeza gacha y la mente entumecida por en el momento en que yo sa]fa de sus entrañas > sólo
la crueldad. Y creía q ue estaba siendo él mismo un día conocía a ml padre. No Je entendía; me encantaba
en que un hombre llamado Lazarus, un sepulturero, observarle de cerca desde algún lugar en que él no me
acudió a él pata pedirle unos cuantos clavos que nece pudiera ver observándole, su cabeHo t'ojo centelleante
fdtaba para reconstruir el tejado de su casa; su casa eta bajo la luz del so!; me encantaba observarle cuando
una endeble y pe q ueña estructura de p ino pinrnda de llevaba su uniforme de gala, los pantalones awl mari
rojo y amarillo, y había sido destruida por un huraciin no de estameña y la chac1 ueta cruzada de algodón
dos afios antes; p or a quel entonces ml padre era el blanco con botones dorados, el uniforme que Uevaba
máximo representante del gobierno en Mahaut, el go en el desfile con que se celebraba el cumpleaños del
bierno colonial le proporcionaba toda clase de cosas rey de Inglaterra. Pero en aquel momento, cuando le
para que se las diera gratuitamente a los más necesita� negó los clavos a Lazarus, empezó a hacerse reai J no
dos cuando sucedía algún desastre; en el caso del únJcamcnte mi padre, slno la persona <JUC quizá fuera
huracán le habían proporcionado materiales de cons realmente, Y o sabfa que renfa un enorme tonel Heno de
trucción de no muy buena calidad. Mi padre disponía clavos y otras cosas -en un coberrizo que había en la
de parte de ac 1 uellas cosas correctamente, entregándo- parte trasera de la casa, así que en mi inocencia, con-
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